Por Rogelio Antonio Careaga, Ph. D. por la Universidad de Stanford
Según un artículo de ABC, del 12 del corriente mes, titulado Itaipú y Yacyretá se Niegan a Auditoría Escudándose en la Binacionalidad, los directores paraguayos de las binacionales dicen que la Contraloría General de la República (CGR) no puede auditar los gastos sociales
que esos mismos directores realizan. La razón que aducen es que se trata de entidades binacionales. Itaipú argumenta que el patrimonio documental es de carácter binacional y que por eso no puede estar sometido al control de una entidad nacional como la CGR. Pero la CGR solo está interesada en auditar cómo se gastó la parte de los fondos que le corresponden al Paraguay. Dichos gastos no han sido realizados por la parte brasileña conjuntamente y con acuerdo mutuo del Paraguay, sino por nuestros directores siguiendo órdenes de quién sabe quién de nuestro país y no de la parte brasileña.
Si una ley recientemente promulgada autoriza a redireccionar esos fondos para atender gastos de salud, parece absurdo argumentar que el gobierno paraguayo, a través de su órgano auditor oficial, la CGR, no pueda auditar el uso de esos fondos.
Si no pueden ser auditados por la CGR, ¿de dónde obtienen los directores, puestos por nuestro gobierno, la facultad que tienen para realizar los gastos sociales sin control alguno? ¿Cuál es el origen del derecho de disponer libremente del dinero del Estado sino el que se atribuyen ellos mismos ¿Acaso una entidad binacional puede dictar a un estado soberano como utilizar los recursos que legítimamente le corresponden aunque se deriven de una propiedad compartida y prohibirle realizar una auditoría? La Constitución Nacional en su artículo 238 faculta a la CGR a auditar todos los gastos del Estado.
Tan absurdo argumento parece no haber existido antes de que asumiera como presidente del Paraguay el Sr. Duarte Frutos. Pues, según entiendo, antes de su gobierno, esos fondos ingresaban al Presupuesto General de la Nación y su uso estaba sujeto a auditorías por la Contraloría General de la República y que yo sepa no hubo objeción alguna a esa práctica de la parte brasileña.