Por Rogelio Antonio Careaga, PHD por la universidad de Stanford, California
Lo único que se puede rescatar de este editorial, perjudicial y miope en su interpretación del ordenamiento jurídico, es que el Congreso debe aprobar una ley que otorgue al gobierno la facultad de imponer medidas restrictivas de la libertad y no continuar tomando decisiones por decreto.
Aparte de esto, y viendo como se comporta la gente, el editorial no es sino una compilación de cosas obvias y de sandeces. ABC, casi todos los días, publica fotos de gente en mercados, comercios, y puestos de ventas en las aceras, que no usa máscara, que no mantiene distanciamiento, que no observa ninguna medida de precaución, tal vez porque no tienen los medios para hacerlo.
Ante esta realidad, que revela gráficamente la forma de comportamiento de muchos de nuestros compatriotas, nos habla de violación de libertades. El derecho a la libertad de comerciar, sin adoptar las medidas de precaución, viola mi derecho y el de terceros a la buena salud y a no exponerse a contraer un virus letal, y para el cuál todavía no existe tratamiento, ni vacuna.
Se olvida el editorialista que la protección de la población es la primera y más importante obligación de todo gobierno. En Paris, acaban de volver a cerrar bares y otros establecimientos considerados fococs de contagio, desde donde se propaga el contagio al resto de la población. En Nueva York, vuelven a cerrar bares y a suspender las clases presenciales.
Tengo la impresión de que el editorialista se dejó llevar por su imaginación y por lo que él desearía que sea factible sin poner en peligro a la población. Todos deseamos poder volver a hacer lo que nos conviene o gusta, a disfrutar de las libertades cívicas a las que en situación normal tenemos derecho. Pero no estamos viviendo en condiciones normales.
Lamentablemente, la experiencia de muchos países, Estados Unidos, Alemania, Francia, Corea, Inglaterra, demuestran que al permitir la reanudación de algunas actividades, el número de contagiados y de muertes vuelven a aumentar rápidamente.
Cabe resaltar que en la pandemia de 1918, fue la segunda ola la que causó el mayor número de muertes. Porque algunos países tienen presente el peligro de una segunda ola es que vuelven a aplicar medidas restrictivas, aun después de haber reducido el número de casos a un nivel bajísimo, como, por ejemplo, la ciudad de Nueva York, París, y otras ciudades, entre ellas Seoul, capital de Corea del Sur.
Lo que el gobierno debe hacer es dar asistencia económica a los comercios y vendedores formales e informales. ABC en vez de ofrecer este tipo de editorial, debería lanzar una intensa campaña para persuadir a la gente a usar máscara, mantener distanciamiento social, evitar asistir a reuniones, y lavarse las manos con jabón frecuentemente.