Rogelio A. Careaga, Ph.D. de la Universidad de Stanford. California.
El presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, Richard Haass, en su libro Un Mundo sin Orden: La Política Exterior Americana y la Crisis del Antiguo Orden, propone que el concepto de soberanía debe adaptarse a las realidades de un mundo interconectado. Afirma que el concepto de soberanía ya no puede limitarse a los derechos sino que debe incluir el de obligaciones de un estado soberano con los demás estados. Señala, asimismo, que el concepto clásico de soberanía es muy restrictivo para un mundo globalizado en que los efectos de lo que hace u ocurre en un país afectan a otros países soberanos y a sus habitantes. Pues bien, se da actualmente el caso de que el gobierno del Brasil, un país soberano de enorme tamaño, que linda con numerosos países de Sudamérica, ha descuidado su obligación no solo de proteger a sus habitantes sino de minimizar el perjuicio a los países vecinos.
El presidente Bolsonaro dice que no quiere opiniones ni injerencias de otros países, pero pone en peligro la salud y la vida de los habitantes de los países vecinos. Este señor, parece haber adoptado como modelo al pretendiente a dictador de los Estados Unidos, Mr. Trump. Le imita, hace las mismas estupideces y adopta las mismas políticas dañinas que su modelo. Salió a decir la misma tontería que Trump respecto al Covid19, que no había razón para preocuparse, que sus efectos no eran más severos que los de una leve gripe. Como consecuencia de esa falsa creencia y falta de criterio propio, repitió como loro lo que decía Trump.
Se negó a adoptar las medidas recomendadas por la OMS, el CDC de los Estados Unidos y probablemente por las autoridades sanitarias de su país. Facilitó así, el contagio exponencial de ese peligroso virus y un sin número de muertes innecesarias dentro del Brasil y la consiguiente exportación de la plaga a sus vecinos.
Ahora, vuelve a hacer lo que hizo Trump para desviar la la tención de su fallida política, buscar a quién echarle la culpa en lugar de asumir la responsabilidad de sus errores. En efecto, Bolsonaro, imitando otra vez a Trump, tal vez para complacerlo, amenaza con retirar a su país de la OMS. El pretexto, como el esgrimido por Trump, es que existe en esa organización un sesgo socialista y una influencia excesiva de China sobre sus dirigentes.
El momento elegido para criticar a la OMS y privarla de las contribuciones de fondos de estos dos grandes países, no podría ser peor. La humanidad entera se encuentra en una crisis de la cual todavía no esta claro cuando ni como se podrá salir. Los expertos en epidemiología nos dicen que el virus vino para quedarse. Este es el momento de unir fuerzas y de aumentar el aporte de recursos y la capacidad operativa y la efectividad de la OMS y no de debilitarla como pretenden hacerlo Trump y su discípulo Bolsonaro.