Por Cándido Silva
El desempleado (o desocupado) es aquella persona, mujer o varón, que carece de fuentes generadoras de recursos con que cubrir los costos de la subsistencia.
Se distingue dos tipos de desempleados: el voluntario y el forzoso.
El desempleado voluntario es quien no precisa de actividad productiva propia para subsistir, dado que los medios para tal efecto les son proporcionados por terceros.
El desempleado forzoso es aquel que pese a su esfuerzo, no logra procurarse alguna ocupación remunerada, pública o privada, como tampoco consigue avanzar en emprendimientos personales.
¿En qué segmento de la población sitúa la sociedad al desempleado, específicamente al forzoso?
Están los que lo moteja de haragán, poco menos que parásito o potencial delincuente que infesta la comunidad.
Algunos se solidarizan con él, aunque la adhesión por lo general no trasponga los umbrales de la oralidad.
Otros, la mayoría, se manifiestan indiferentes, impasibles…
Finalmente, la minoría, que aunando empeños busca en los hechos aliviar el padecimiento, la humillación y la desesperación del semejante desempleado, a través de colectivos altruistas, sin fines de lucro (pesan poco o nada, pues adolecen de influencia)
Y la Ley, en Paraguay, qué dice al respecto.
La Constitución Nacional, en su Art. 86, DEL DERECHO AL TRABAJO, estipula que Todos los habitantes de la República tienen derecho a un trabajo lícito, libremente escogido…
A su vez, el Art. 87, DEL PLENO EMPLEO, prescribe que El Estado promoverá políticas que tiendan al pleno empleo…
Se supone que todo trabajo es retribuido, fuere con salario, jornal, rentas, ganancias o utilidades.
Con los dos apartados mencionados, la Ley, esa incorpórea institución concebida por el hombre, cumple con su misión…
Ahora la responsabilidad y el compromiso se trasladan a los mandatarios, gobernantes y legisladores…en todas las épocas…
El compromiso y la responsabilidad de crear fuentes de empleo remunerado, se entiende.
¿Les importa y les preocupa a las autoridades, en todas las épocas, la vivencia de sus conciudadanos en situación de desempleo forzoso?
En homenaje a la verdad llana, les importa y les preocupa ¡un carajo! (El vocablo de marras se halla reconocido por la Real Academia Española y, por ende, aprobado su uso)
Aunque en los discursos, mensajes, declaraciones a la prensa y peroratas de las concentraciones políticas exteriorizan estudiadas poses de compunción por la penosa situación de cientos de miles de pobladores excluidos del sistema laboral formal…
Se conforman comisiones, se instituyen nuevas reparticiones oficiales, se celebran conferencias, charlas, talleres, se contratan expertos extranjeros, se envían delegados al exterior para embeberse de la experiencia foránea, se elaboran pulcros y costosos vademécums, se agasaja y engatusa a los virtuales inversores, se organizan opíparas cenas, almuerzos y desayunos de trabajo, se formulan promesas, se prestan juramentos…
¡Nambrena luego! (Nambrena, una locución de etimología popular, brotada de la amalgama idiomática hispano/guaraní, hoy en proceso de reconocimiento por la Real Academia Española). Se prueban técnicas estrambóticas, se gasta dinero del Fisco en cantidades industriales, astronómicas, para solventar lo expuesto en el párrafo precedente…
Irónicamente, el desempleo forzoso aumenta. Ni siquiera se estanca. Menos aún retrocede…
Porqué…
Porque la clase política en función de gobierno y los prominentes burócratas que lo secundan, en todas las épocas, obedecen a dos propósitos vertebrales: mantener el aparato estatal en movimiento (renqueando, tropezando pero en marcha), y afanarse en pro de sus intereses particulares y grupales.
Un desafío mayúsculo como el pleno empleo reclama elevadas dosis de talento, arresto, coraje, patriotismo, vocación de servicio, desprendimiento, tiempo y empatía para con el desempleado forzoso…
Lastimosamente, nada de las cualidades antedichas se observa en los gerentes de los negocios públicos…
… en todas las épocas…-
21/enero/2019