Dr. Andrés Humberto Zaracho
1. Las causas de la Independencia
Escribir sobre la gesta emancipadora del 14 y 15 de mayo parecería repetitivo, por ser sobradamente conocido los diferentes aspectos que confluyeron para que sea una realidad. Sin embargo, no está por demás rememorarlos para una debida comprensión. En este sentido, es menester señalar que hubo diversas causas o motivos, tantos externos como internos, que influyeron en la hazaña libertadora.
A. Causas Externas
Son aquellas que obraron desde fuera del imperio español, sobre todo desde Europa y los Estados Unidos, que tuvieron marcada influencia en la Provincia del Paraguay al igual que en otras colonias:
a) La Revolución americana (1776): fue el inicio de las revoluciones libertarias en el continente americano que generó la independencia de las 13 colonias británicas. Los pensadores políticos y revolucionarios americanos proclamaron que todos los hombres tenían derecho a ser libres y dignos, que eran iguales ante la ley y que poseían derechos de propiedad. Instauraron, además, un sistema de gobierno republicano. Estas ideas despertaron en los habitantes del subcontinente sudamericano la posibilidad de forjar un cambio revolucionario.
b) La Revolución francesa (1789): en la que la Asamblea Nacional enarboló los principios de «Libertad, Igualdad, Fraternidad», los cuales tuvieron un gran impacto entre los franceses, impulsándolo a liberarse del absolutismo monárquico. Impuso, además, la eliminación de los privilegios de los nobles, proclamando y defendiendo los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
c) La invasión napoleónica en España (1808): unido a la imposición de José I, hermano del emperador Napoleón, como nuevo monarca español en reemplazo de Fernando VII. Este, al ser llevado preso a Francia, aceleró la pérdida de su autoridad en la metrópolis y los territorios ultramarinos, creando el escenario necesario para la propagación de los movimientos emancipadores.
B. Causas Internas
Son las que se desarrollaron en el territorio de la Provincia del Paraguay desde que fue colonizada por España con una gran acción negativa a los intereses de la Corona, por el incumplimiento de las normas y órganos que había establecido el propio reino de España. Las causas principales fueron:
a) La Revolución de los Comuneros: Una causa remota, ocurrida entre 1717 y 1735, que bajo el lema de que “la voluntad del Común está sobre la del mismo Rey”, inició un proceso autonómico que causó la pérdida de la consideración y obediencia al Rey a favor de la Provincia.
b) Impuestos cobrados en Santa Fe a los productos paraguayos: Otro factor que aumentó el resentimiento paraguayo fue los obstáculos a la navegación paraguaya hacia el Río de la Plata. En 1739 la Real Audiencia de Charcas decidió que Santa Fe fuera un puerto preciso de la navegación del Paraguay, lo que fue confirmado por la real cédula del 1º de abril de 1743. Todos los barcos procedentes del Paraguay hacia el Río de la Plata debían descargar las mercaderías en Santa Fe para luego pagar un impuesto, y luego proseguir por tierra hasta Buenos Aires. Esto, incluso, ocasionó disputas entre los Cabildos y Gobernadores de las tres ciudades
c) Creación del Virreinato del Río de la Plata: El establecimiento del puerto preciso de Santa Fe, donde se obligaba a la Provincia del Paraguay a pagar altos impuestos por sus mercaderías, llevó al debilitamiento del comercio paraguayo. El proceso continuó en el año 1776, con la creación del Virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires y en cuya jurisdicción figuró la provincia del Paraguay. En 1782 el Virreinato se dividió en gobernaciones militares y en ocho intendencias siendo una de ellas la del Paraguay.
d) El régimen político, social y económico: Fue instaurado por España y marginó sustancialmente a los paraguayos. Las sanciones aplicadas al Paraguay a consecuencia de la Revolución de los Comuneros por parte de las autoridades de Buenos Aires siguieron calando hondo en los sentimientos de los paraguayos. Este restrictivo sistema colonial se puede sintetizar en: monopolio económico, monopolio político y monopolio religioso. Por otra parte existía mucha diferencia entre los criollos y españoles. Para estos últimos estaban contemplados todos los privilegios políticos y sociales.
e) Otras causas de carácter económico: La oposición del Paraguay a la influencia tanto española y porteña se debía también a otros factores de carácter económico. Durante las invasiones inglesas a Buenos Aires y Montevideo (1806 y 1807), los comerciantes bonaerenses se beneficiaron de un libre comercio. Esto generó un profundo sentimiento de suspicacia y recelo hacia la ciudad portuaria, más todavía por cuanto los paraguayos acudieron en defensa de ambas ciudades sin que haya habido alguna consideración por la ayuda que le prestó el Paraguay.
En los años siguientes, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate, similar al que existía sobre la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco.
Los asuncenos pretendían obtener mayores ganancias a expensas de los consumidores de Buenos Aires, que sufrirían los efectos del monopolio. Manuel Belgrano, Secretario del Real Consulado en Buenos Aires y más tarde jefe del ejército argentino que invadió el Paraguay, presionó sobre el Virrey para impedir que se concretara el monopolio.
f) El servicio militar obligatorio: Otra carga que todos los provincianos paraguayos tenían era el servicio militar, de carácter permanente e ineludible, que debían cumplirlo de los 18 a los 60 años, a su propia costa y con sus propios elementos. Cada uno debía de poseer caballos, armas y municiones, adquiridos y conservados a sus expensas, y siempre listos para el primer llamado. En ocasiones dicho servicio debía cumplirlo fuera de sus fronteras, en beneficio de las provincias de río abajo.
g) La Revolución de Mayo en Buenos Aires: generada –en gran medida- por la invasión napoleónica a España condujo al movimiento autonómico del 25 de mayo de 1810, cuando un Cabildo Abierto en la capital virreinal desconoció la autoridad de la metrópoli y se declaró libre de la subordinación a España. Se constituyó una Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata. Esta Revolución sirvió de argumento para la rebelión independentista que se extendió a todas las provincias sudamericanas.
h) La derrota de los porteños en Paraguarí y Tacuary: La Junta Provisoria de Buenos Aires envió al general Manuel Belgrano al frente de un fuerte contingente de 1200 hombres, se invadió la Provincia del Paraguay con el objeto de reducirla y reintegrarla nuevamente a la jurisdicción bonaerense. Tuvieron lugar dos enfrentamientos armados: la primera en Cerro Porteño el 19 de enero de 1811 y la segunda a orillas del río Tacuary, el 9 de marzo del mismo año. En ambas batallas triunfaron las armas paraguayas. Belgrano tuvo que rendirse y retornó a Buenos Aires con la vergüenza de la derrota a cuestas. La victoria hizo que los paraguayos levantaran su autoestima para, más tarde, lograr su autonomía de España.
2. Acontecimientos previos a la Revolución de Mayo
Los acontecimientos previos ocurridos en la península ibérica provocaron diferentes reacciones en la América española, dado que el apresamiento del Rey Fernando VII produjo una situación de acefalía política, pues faltaba la autoridad suprema en la que se concentraban los vínculos constitutivos de la monarquía hispánica. Los criollos del Río de la Plata se preguntaron por qué debían sujetarse a las directivas del Consejo de Regencia, establecida solamente con peninsulares, y sin su intervención.
En este contexto se fue desarrollando una corriente que postulaba el derecho de los pueblos íberoamericanos a gobernarse por sí mismos, en tanto Fernando VII permaneciera en cautivo de los franceses. Ante la noticia de la huída a Cádiz de la Junta Suprema Central de Sevilla, los vecinos de Buenos Aires desplazaron al Virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros el 25 de mayo de 1810, y conformaron una Junta Provisional Gubernativa presidida por el Coronel Cornelio Saavedra. Dicha Junta pretendió asumir el gobierno del Virreinato del Río de la Plata en nombre y representación del rey Fernando VII hasta aclararse la situación en la península ibérica.
Con ese objetivo la Junta y el Cabildo de Buenos Aires dirigieron notas a las demás ciudades y villas del Virreinato expresando los motivos para asumir el gobierno y solicitando su reconocimiento y acatamiento. Pedían, además, el envío de Diputados a un Congreso para la formación de un gobierno representativo. La Provincia del Paraguay se negó a subordinarse a la Junta de Buenos Aires.
3.- La misión del Coronel José Espínola y Peña
Como el Paraguay era una Intendencia y una Gobernación dependiente del Virreinato del Río de la Plata, la Primera Junta Provisoria de Buenos Aires comisionó al Paraguay al Coronel paraguayo José Espínola y Peña, al servicio de Buenos Aires, con el objetivo que éste someta a nuestro país. El militar había sido destituido recientemente de su cargo de Comandante de Armas de Villa Real de la Concepción por su «despotismo». Según Mariano Antonio Molas, Espínola y Peña era un «hombre ordinario, violento, arrogante, ambicioso e ignorante«.
La Junta Provisional Gubernativa y el Cabildo de Buenos Aires, en razón de su jerarquía militar, lo comisionó para comunicar de la existencia del gobierno autónomo y obtener la adhesión de la provincia del Paraguay. Llevaba además el nombramiento secreto como comandante general del Paraguay. Teniendo en cuenta los antecedentes y la importancia de la misión encomendada, la elección del hombre no pudo ser peor.
El 21 de junio llegó a Asunción y entregó al Gobernador Velasco los pliegos que llevaba, con excepción de su nombramiento secreto, que lo ocultó. Pero, enterado el Gobernador del verdadero objeto de su misión, que era deponerle de su cargo, se le ordenó pasar a Concepción. Al saberse descubierto tomó una embarcación y huyó fugazmente a Buenos Aires. Espínola murió en la capital porteña el 8 de setiembre de 1810, no sin antes convencer a la Junta de que una expedición armada al Paraguay de 200 hombres, contaría con el apoyo de los asuncenos que, en mayoría, anhelaban adherir a la Junta de Buenos Aires.
4.- Los grupos Ideológicos en la Provincia del Paraguay:
Desde comienzos del siglo XIX ya existían en la Provincia tres grupos ideológicos bien definidos:
a) el españolista: en aquel tiempo en ejercicio del poder total, si bien con las dificultades resultantes de las claudicaciones de los monarcas españoles. Hasta 181este grupo controlaba el poder político y militar, el Cabildo, la administración pública y las fuerzas vivas.
b) los porteñistas: con la instalación en Buenos Aires de la Junta Provisoria Gubernativa, la cual no ocultaba su propósito de convertirse en sucesora del derrocado poder virreynal, el porteñismo extendió sus tentáculos, con mucha discreción y cautela. Entre sus seguidores estaban el Asesor del Gobierno Dr. Pedro Somellera, los sacerdotes José Félix Sarmiento y José Baca, entre otros. Estos buscaban instrumentar a algunos paraguayos, derrocar el poder español y someter al Paraguay a la autoridad de Buenos Aires.
c) Los autonomistas o independentistas: con el regreso de los oficiales victoriosos en Paraguarí y Tacuary fue cohesionándose el grupo autonomista. Estaba compuesto por Pedro Juan Caballero, Juan Bautista Rivarola, Vicente Ignacio Iturbe, Mauricio José Troche, Antonio Tomás Yegros, Gervasio Acosta, entre otros. Mientras que los civiles eran el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, Juan Francisco Recalde, los hermanos Martínez Sáenz, Mariano Antonio Molas, Juana María de Lara, y algunos clérigos como José Agustín Molas y fray Fernando Caballero.
5.- Congreso del 24 de Julio de 1810
En Asunción, el Gobernador-Intendente Bernardo de Velazco y el Cabildo de la ciudad, reacios a acatar la autoridad de la Junta Provisoria de Bueno Aires, sometieron la comunicación de la que fue portador Espínola y Peña, a un Congreso General que se reunió el 24 de julio de 1810. A quienes concurrieron a esa reunión se les notificó, además de la noticia de la conformación de la Junta Provisoria de Buenos Aires, la otra noticia recibida con posterioridad sobre la legítima instalación del Consejo de Regencia.
En el Congreso del 24 de julio aparece la figura del Dr. Francia como el principal dirigente político e ideólogo que propuso y llevó adelante el proceso de la independencia del Paraguay tanto de la corona española y de Portugal, como así también de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En un momento solicitó la palabra y expresó: «Esta asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es el rey de España. Cada uno de ellos ha abdicado dos veces. Los dos han demostrado su débil espíritu y su desleal corazón. Más sea o no sea rey de España uno de ellos ¿qué nos importa a nosotros? Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay. El Paraguay no es patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires. El Paraguay es Independiente y es República. La única cuestión que debe debatirse en esta Asamblea y decidirse por mayoría de votos es cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra el Brasil; cómo debemos mantener la paz interna; cómo debemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay«. .La postura del Dr. Francia era que la Provincia del Paraguay ya no debía obedecer al gobierno español ni a ningún otro. En el Acta no se registró lo expresado por el Dr. Francia. De ahí que su firma no figuró en el acta final del mismo.
Al final el Congreso resolvió: a) reconocer y prestar juramento de fidelidad al Consejo de Regencia, b) mantener correspondencia y amistad con la Junta bonaerense, sin reconocerle superioridad de ella, c) poner a la Provincia en estado de defensa, alegando la amenaza portuguesa, pero precautelándola en realidad de la reacción de Buenos Aires, y d) dar cuenta de lo resuelto al Consejo de Regencia y a la Junta de Buenos Aires. Esta Resolución fue comunicada a la Junta Provisoria de Buenos Aires en oficio del 27 del mismo mes y año.
6.- Invasión del general Manuel Belgrano
Al conocer la decisión del Congreso General asunceno, la Junta bonaerense dispuso el bloqueo del Paraguay y el envío de una expedición militar al mando de uno de sus vocales, Manuel Belgrano, con el propósito de someter y controlar la Provincia “rebelde”.
La expedición, que inicialmente se componía de 120 hombres, partió de Buenos Aires en agosto de 1810 haciendo el viaje por tierra. Una vez ingresado en el Territorio de las Misiones encontró muy poca resistencia por el repliegue en forma ordenada de las tropas paraguayas. Ínterin los porteños iban aumentando sus efectivos hasta sumar 2000 hombres. Revistaban en el contingente varios paraguayos entre los cuales cabe citar al Sargento Mayor José Ildefonso Machaín (nombrado por Belgrano como su Mayor General y comandante de la 1ª División), el Capitán Bonifacio Ramos y los Tenientes José y Ramón Espínola, estos dos últimos hijos del Coronel Espínola y Peña.
En diciembre de 1810 Belgrano llegó a Candelaria –antigua capital de las Misiones Jesuíticas- convirtiéndola en su Cuartel General. El 18 de diciembre cruzó el Paraná, a la altura de Campichuelo; en ese lugar el río tiene unos 600 metros de ancho. Ocupó la Villa Encarnación de Itapúa sin ninguna resistencia pues su población ya lo había evacuado. Continuó su avance hacia el norte hasta recibir noticias que los paraguayos habían adoptado un dispositivo defensivo para enfrentarle en el lugar denominado Cerro Mbaé (hoy Cerro Porteño), cercano a Paraguarí. Hasta entonces no tuvo casi obstáculos pues las tropas paraguayas recibieron la orden de replegarse, a fin de atraerlo hacia el grueso de las milicias de la Provincia.
Velasco se puso al frente de las tropas paraguayas que se encontraban bajo el mando del Coronel español Pedro Gracia, y de los Tenientes Coroneles Anastacio Cabañas y Juan Manuel Gamarra. El ejército invasor acampó en las faldas del cerro Mba´e.
El 19 de enero de 1.811, a las 03:30 hs. de la madrugada, se produjo el choque. Los porteños rompieron las líneas defensivas y avanzaron hasta Paraguarí donde se apoderaron del cuartel. Sorpresivamente Velasco se dio a la fuga junto con su estado mayor, yendo a ocultarse en la cordillera de los Naranjos. Los paraguayos quedaron librados a su suerte. Fue entonces que Cabañas y Gamarra, al frente de sus divisiones, cayeron impetuosamente sobre los flancos del enemigo ocasionando innumerables bajas y prisioneros. Belgrano se retiró precipitadamente en dirección sur, terminando de este modo la batalla de Paraguarí. En el ataque a Paraguarí, las fuerzas que comandaba el traidor Mayor General José Ildefonso Machain tuvieron el 20 % de pérdida en hombres, el 50 % en artillería y gran cantidad de fusiles pasaron al parque enemigo que se incrementó en un 30 %.
Llegado Belgrano y su tropa a orillas del río Tacuary, fue alcanzado por las tropas paraguayas que lo venían persiguiendo. Entonces cruzaron el río y se colocaron en su margen izquierda, apoyando su defensa a la derecha en un bosque impenetrable y extenso. El comandante Cabañas, consideró inútil emprender el ataque por el paso. Entonces realizó una maniobra envolvente, construyendo un puente en la margen superior del río Tacuary; el éxito estribaba en la celeridad y en que no despierte sospecha del enemigo, Encomendó la misión al Comandante Luis Caballero de Añazco, padre del futuro prócer de la independencia Pedro J. Caballero, que debido al gran esfuerzo desplegado murió a poco después de terminar el puente.
En la mañana del 9 de marzo de 1.811 luego de cruzar el bosque y un inmenso pajonal los paraguayos aparecieron ante las tropas porteñas. Cabañas distribuyó las fuerzas con los Teniente Coroneles Gamarra, el mayor Fulgencio Yegros y Pascual Urdapilleta. Entre la oficialidad se hallaban también Pedro Juan Caballero, Juan Bautista Rivarola, Vicente Ignacio Iturbe y otros patriotas más. La inesperada aparición de las avanzadas en el pueblito de Tupá-ray obligó a Belgrano a enviar con urgencia a José Ildefonso Machaín con 150 hombres y 2 cañones para ayudar a detener esa maniobra de envolvimiento. Posicionado en tres isletas del monte, Machaín fue sobrepasado por el ataque frontal de la infantería y caballería. Luego de una lucha cuerpo a cuerpo tuvo que rendirse siendo hecho prisionero. El combate de Tacuary fue intenso y prolongado; los porteños no pudieron resistir el ataque y Belgrano levantó bandera de rendición. En nota enviada a la Junta el 19 de marzo Belgrano descargó la responsabilidad del resultado en Machaín: “El enemigo seguramente hubiera sido rechazado si el Mayor General Machain, a quien mandé a contenerlo no se hubiera emboscado del modo más ridículo y expuesto a las tropas que llevaba en disposición de ser tomadas. He sido desgraciado en tener un Mayor General enteramente ignorante de la facultad y, no sé si me atreva a decir, cobarde; y oficiales y soldados con la última calidad en abundancia”. Derrotadas las fuerzas de Buenos Aires, los paraguayos les concedieron honrosa capitulación, y los adversarios confraternizaron amistosamente.
La fuga del Gobernador español en los primeros momentos de la batalla de Cerro Mbaé, los contactos entre la oficialidad y las tropas de ambos ejércitos con posterioridad a la batalla de Tacuary, y los mensajes transmitidos con habilidad por Belgrano acerca de las intenciones de la Junta bonaerense, permitieron que los combatientes paraguayos, en su mayoría criollos, comprendiesen mejor el momento político por el que atravesaba el antiguo Virreinato.
A partir de entonces comenzó a tomar cuerpo la decisión de los oficiales triunfantes de reemplazar a las autoridades coloniales españolas por un gobierno integrado con criollos paraguayos. Los comandantes patriotas, con Cabañas al frente, Blas Rojas, Fulgencio Yegros y otros iniciaron las conversaciones dentro de la discreción del caso para alcanzar el objetivo.
El Gobernador-Intendente de la Provincia, Bernardo de Velasco, apoyado e impulsado por los miembros españoles del Cabildo de Asunción, buscó evitar los contactos y contrarrestar las amenazas de la Junta de Buenos Aires. Con ese propósito y con el de facilitar las comunicaciones con Montevideo, donde se había instalado el nuevo Virrey designado por el Consejo de Regencia, en abril de 1811 se ocupó el puerto de Corrientes.
7.- Los intentos independentistas anteriores
Son pocos los historiadores que hablan de los diversos movimientos que no tuvieron el éxito de la gesta de mayo de 1811. Empero, estos fueron impulsados por personas vinculadas a la corriente porteñista. Sin embargo, deben ser conocidos para comprender la diversidad de las conspiraciones en la antigua Intendencia del Paraguay.
Según el historiador nacional Carlos R. Centurión, el primer grupo conspirador fue descubierto en septiembre de 1810, cuando se preparaba la defensa de la Provincia ante la eventual agresión de la Junta de Buenos Aires. Este grupo pretendía -una vez ocupado el gobierno del Paraguay- jurar lealtad a la Junta Provisoria de Buenos Aires. Entre los complotados estaban Gregorio Tadeo de la Cerda, Juan Manuel Grance, Dionisio Cañizá, Pedro Manuel Domeq, Narciso de Echagüe, Santiago de Araoz, José Antonio de Zelada, y otros. Los mismos fueron apresados y confinados al Fuerte Borbón.
El segundo intento conspiratorio fue descubierto el 6 de noviembre de 1810 en la Villa Real de Concepción. Se trataba también de un grupo de porteñistas que buscaba ganar adeptos para el reconocimiento de la soberanía de la Junta de Buenos Aires. Participaron Manuel José Báez y el comerciante porteño José María Aguirre, líderes del movimiento. Otros complotados eran Julián y Juan Manuel de la Villa, Gabriel Benítez, los sacerdotes José Fermín Sarmiento, Nicolás Ibarbalz y Juan Bautista Egusquiza, que fueron detenidos por el delegado José Ramón Pedrueza.
El tercer grupo de complotados estaba encabezado por Manuel Hidalgo y Marcelino Rodríguez; fueron apresados en el Cuartel de la Plaza. Tenían por fin asaltar el Cuartel con el objetivo de liberar a los prisioneros de la expedición de Belgrano que se encontraban detenidos en una embarcación surta en la bahía de Asunción. Como consecuencia de estos acontecimientos, el Cabildo de Asunción, remitió a Montevideo el 6 de abril de 1811, cerca de doscientos prisioneros de la expedición de Belgrano.
8.- Prolegómenos del 14 y 15 de mayo
Las reuniones de los revolucionarios se realizaban en la casa de Pedro Pablo y Sebastián Antonio Martínez Sáenz (hoy denominada Casa de la Independencia). Esta se encontraba a 400 mts. del Colegio San Carlos, a 500 mts. de ésta se encontraba el cuartel de la Rivera, y a 100 mts. escasos de éste último se hallaba la casa del Gobernador.
El factor afectivo desempeñó un papel preponderante en los sucesos de la Independencia. La casa de los Martínez Sáenz constituyó un núcleo aglutinante de amistad de parentesco y de vecindad entre los autores de la revolución. En 1811, era una propiedad en condominio de los hermanos Pedro Pablo y Sebastián Antonio, herencia de sus padres Antonio Martínez Sáenz y Petrona Caballero, quienes la edificaron en 1.772. En el domicilio se incorporó el Teniente Mariano Recalde que se casó en 1.813 con Virginia Marín (hermana de Nicolasa Marín y esposa de Sebastián Antonio). Pedro Pablo se hallaba casado con Carmen Speratti, que vivía en otro departamento de la misma casa. Y compartía con ellos sus dependencias, la señorita Facunda Speratti, novia entonces del TCnel Fulgencio Yegros, con quién se casó seis meses después de la Independencia.
En el lugar se reunían los futuros próceres como Pedro Juan Caballero (primo de los dueños de casa), Juana María de Lara, el capitán Juan Bautista Rivarola, Antonio Tomás Yegros, Mariano Recalde, Mariano Antonio Molas, junto con José Gaspar Rodríguez de Francia y Vicente Ignacio Iturbe, entre otros. Para los protagonistas más notorios del pronunciamiento de mayo era el sitio más cómodo y disimulado para reunirse.
Por otra parte, habiendo llegado a oídos de Velazco la existencia de una conspiración, procuró el auxilio de los portugueses. Es dable aclarar que Don Juan – Príncipe Regente de Portugal – junto con su esposa la princesa Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII, sostenían la idea de que la princesa tenía suficiente derechos para asumir la corona hispánica y afirmar su autoridad sobre las colonias de América.
En mayo de 1811 llegó a Asunción un emisario del Capitán General de Río Grande del Sur, el teniente Diego de Abreu, con instrucciones de concertar las condiciones para que tropas paraguayas se sumasen a las de Portugal a fin de accionar conjuntamente en Misiones y la Banda Oriental. La ayuda solicitada a los portugueses, pasaría así a constituirse en una alianza del Paraguay con Portugal, o más propiamente, en el sometimiento del Paraguay al reino de Portugal. El Cabildo de Asunción y la burocracia provincial anunciaron que se impartirían instrucciones al comandante de las fuerzas paraguayas de la frontera para que obedeciera y siguiera las órdenes del Capitán General de Río Grande. Pero en vísperas de la partida del teniente Abreu, se desencadenaron los hechos que condujeron a la independencia del Paraguay.
Conforme al plan establecido de antemano, el Teniente Coronel Fulgencio Yegros se comprometió a reunir un grupo armado en Itapúa. Luego debía dirigirse con ellos hasta las Cordilleras, donde le aguardaría el Coronel Manuel A. Cabañas con otro grupo de patriotas, y continuar todos juntos hasta Asunción. Igualmente confluirían hasta Asunción otros grupos procedentes de diversos lugares de la Provincia. En Corrientes, Blas Rojas de Aranda se encontraba al mando de tropas constituido por paraguayos, quien dijo que se plegaría al movimiento revolucionario. Mientras que en Asunción, a su vez, Cavallero, Iturbe y otros oficiales sublevados entregarían los cuarteles a los sublevados.
El plan disponía que el levantamiento debía producirse el día 25 de mayo; pero visto que Velasco se enteró de la conspiración el plan inicial debió cambiarse. En realidad, desde tiempo atrás venía preparándose la sublevación, el que obedecía a causas y motivaciones más profundas y que debió adelantarse ante la inminente partida del Teniente Abreu.
10.- Pronunciamiento de la gesta del 14 y 15 de mayo
A raíz de esto los conjurados decidieron adelantar el golpe sin la presencia de Yegros y los demás directores ausentes. De esta forma en la noche del 14 de mayo Cavallero, Iturbe y otros oficiales se apoderaron del Cuartel de la plaza, a cargo del oficial de guardia Mauricio José Troche. Seguidamente intimaron rendición al Gobernador Velazco, poniendo en libertad a más de 30 presos políticos. Los asuncenos y las tropas sublevadas ocuparon la Plaza al grito de “Viva la libertad”. Ya en la madrugada del 15 de mayo, el capitán Cavallero exigió a Velazco la entrega de todas las armas, la admisión de dos diputados adjuntos al Gobernador, la separación de los funcionarios españoles y de todos los miembros del Cabildo, que ningún buque saliera de Asunción y que el emisario portugués José de Abreu no abandonara la ciudad. Los sublevados también demandaron al Gobernador que ejerciera el gobierno asociado con dos Diputados a ser designados por el Cuartel, hasta tanto llegasen los demás oficiales conjurados, en cuyo momento se trataría y establecería «la forma y modo de gobierno«.
11.- Instalación del Triunvirato
Después de las incidencias conocidas, ese mismo día el Gobernador Velasco accedió a los requerimientos de los revolucionarios. Al atardecer del día 15 de mayo fue izada en la Plaza de Armas la bandera paraguaya y se disparó una salva de veintiún cañonazos saludando el triunfo de la revolución. Al siguiente día 16, los revolucionarios designaron como sus diputados al Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y al Capitán Juan Valeriano de Zevallos, con quienes Bernardo de Velasco debía de gobernar en Triunvirato, «en la inteligencia de que este régimen deberá ser puramente interino hasta tanto que este Cuartel en unión con los demás vecinos de esta Provincia arregle la forma de gobierno«. Con la toma de posesión del cargo de los miembros del Triunvirato y el juramento de fidelidad a la Corona española, que se realizó ese mismo día, se inició el proceso independentista del Paraguay.
Este proceso habría de materializarse y consolidarse con el Segundo Congreso reunido del 30 de setiembre de 1813 en el Templo de la Merced al 12 de octubre de ese año, con la aprobación del «Reglamento de Gobierno«, considerado como la primera Constitución Nacional. Dicho instrumento jurídico proclamó la República, creando así el nuevo Estado paraguayo soberano e independiente, tanto de la antigua metrópoli española como de Buenos Aires. Igualmente instituyó como forma de gobierno el Consulado, nombrándose para tales cargos a Fulgencio Yegros y José Gaspar Rodríguez de Francia, quienes debían gobernar la nueva República con la misma autoridad y jurisdicción.
Cabe consignar que el 16 de setiembre de 1811, por delación de uno de los comprometidos, se supo que debía estallar un movimiento sedicioso bajo la dirección del ex ayudante del gobernador Velazco. La Junta dispuso el apresamiento de los implicados, entre quienes figuraban muchos paraguayos de la vieja aristocracia, como Juan José Machaín, Antonio Recalde, Cayetano Iturburu y Juan de Dios Acosta. Para descubrir otros complotados, los militares idearon un ardid. El 29 de septiembre salió del Cuartel una compañía de granaderos dando vivas al Rey y a Velazco. Algunos españoles cayeron en la trampa y corearon la manifestación. En el acto fueron apresados, y dos de ellos fusilados. La intervención de Francia impidió que siguieran las ejecuciones.
El Segundo Congreso clausuró sus sesiones el 12 de octubre, después de haber recibido el juramento de los dos Cónsules, quienes fueron elegidos por aclamación de los presentes.
Los artífices de la Revolución de Mayo fueron: Militares: el Brigadier General Fulgencio Yegros, Capitán Pedro Juan Caballero, Capitán Antonio Tomas Yegros, Capitán Juan Bautista Rivarola, Capitán Juan José Montiel, Capitán Mauricio José Troche, Capitán Vicente Ignacio Iturbe, Coronel Manuel Atanasio Cabañas y Teniente Juan Manuel Iturbe. Los Próceres civiles: Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, Dr. Fernando de la Mora, Dr. Juan Manuel Grance, Mariano Antonio Molas, Juana María de Lara y Facunda Speratti. Participaron igualmente los eclesiásticos Fray Francisco Javier Bogarín, Fray Fernando Caballero y Presbítero José Agustín Molas.
12.- Ratificación de la Independencia Nacional
Teniendo en cuenta que ningún Congreso de la República había ratificado la Independencia, los Cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso convocaron a un Congreso Nacional. Este finalizó sus reuniones el 25 de diciembre de 1842, reafirmando nuestra soberanía nacional proclamada el 12 de octubre de 1813. El Artículo 1º del Acta de Independencia establecía: “La República del Paraguay en el Río de la Plata es para siempre de hecho y de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño”. En consecuencia, el 25 de diciembre se procedió a jurar la independencia en todas las ciudades y distritos del país. La Declaración de Independencia fue enviada a los principales Gobiernos extranjeros, con vistas a propiciar el reconocimiento de la República.
Muchas gracias
Observación: Este trabajo fue dictado por el autor en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Encarnación, el 18 de mayo de 2017.