El Gobierno argentino, me parece, está pecando de innecesaria humildad. Se niega a contarnos qué han significado, en especial para el interior del país, algunos de sus más importantes logros. Así, no habla de la grandiosa recuperación de la industria metalmecánica, del record en el área sembrada, de la sideral cosecha que se espera y del gigantesco ingreso de divisas genuinas que traerá aparejado, de la recuperación de los valores de tierras e inmuebles, de la sorprendente venta de tantas camionetas para el trabajo, de la prosperidad que se palpa en los pueblos y ciudades que dependen del campo, etc., y se concentra en las malas noticias que la economía produce todavía, ampliadas por las voces opositoras y por los caraduras del «círculo rojo» empresarial, que aún se niegan a invertir y apostar por el país, mientras continúan reclamando mayores protecciones aduaneras.
Por Enrique Guillermo Avogadro