Debido al notable éxito de los análisis políticos de Carlos Ma. Ocapos Arbo le pedimos una segunda entrega bajo el título que antecede. Recordamos que el autor de este artículo pertenece a una notable familia de colorados comenzando con su padre, Bernardo Ocampos, luchador de llanura, y su hermano del mismo nombre apodado, “Naito” Ocampos Arbo, fallecido muy prematuramente. Nos orienta cómo debemos discernir con claridad para volver a ser lo que fuimos en el espectro político nacional. Nota: Esta nota fue escrita en plena llanura (junio de 2009) en que muy pocos ayudábamos a nuestra presidenta, senadora Lilian Samaniego, por entonces con calidad provisional. Es bueno recordar este escrito pues, sin proponérselo el autor, lo ha dirigido a aquellos que el poder los obnubila sin percatarse que son humanos, y como tales, con corta permanencia sobre la faz de la tierra.
Por Carlos Ma. Ocampos Arbo
En momentos como el actual, donde los colorados en la llanura debemos analizar con justeza como reordenar nuestras filas,discernir con claridad,analizar lo acontecido y proponernos juntos la misión de volver a ser la Asociación política preeminente del Paraguay.
Por ello pensé que era hora de ensayar reflexiones sobre perfiles ya definidos de los conductores o jefes partidarios y distinguir para escoger el rumbo…
La palabra Líder, implica tácitamente dirigencia,conducción, lo que existe en todo grupo humano.La historia de la humanidad y en nuestra patria se demuestra que grandes conductores han motivado y aunado opiniones, y limado asperezas para lograr la armonización colectiva.(Ghandi,LutherKing,Mandela, Juan Pablo Segundo,John Kennedy, y en nuestro partido :Bernardino Caballero,Blas Garay,Juan León Mallorquín,Fulgencio R.Moreno por citar solo algunos.)
El caudillo nace de una actitud emocional, y le da al que ejercita el rol de una gran aureola, pero frustra con crueles canibalismos a quienes tienen cualidades de Líder.
El caudillo arrastra por persuasión, presiones,emociones y conveniencia; es el que capitaliza los afanes de sus correligionarios…Son enérgicos exponentes de sanos ideales que se desvían hacia el interés material de èl y su entorno.En la medida que sus actos se circunscriben a ellos y sus incondicionales, los resultados son nefastos.
El Líder no arrastra sino convence por razonamiento, lógica demostrada y testimonios de vida, con una trayectoria racional y desprovista de demagogias.Ilumina la conciencia de sus conciudadanos y no la desvía hacia su propia fama o dinero..
El caudillo impone ideas y actúa como en un teatro para su presentación…Evita a toda costa otras propuestas que no sean las suyas. Allí muere el debate y nace la consigna inapelable (socialismo o muerte!!!…. ¡!!Heil Hitler)
El líder no impone sino aconseja, dirige con firmeza indicando rumbos y metas posibles. No actúa con sobresaltos, ni retóricas forzadas o gestos exaltados, sino imitando al sabio con serenidad y prudencia; piensa para actuar y no teme la critica para corregir errores propios o afirmar sus verdades.
Su eficacia será siempre superior porque se somete al veredicto popular y saca conclusiones a favor del pueblo.
El caudillo aplasta las voluntades que razonan y peligrosamente las arrima al servilismo y la sumisión.Puede cambiar de ideología si asì le resultare conveniente a sus intereses. El pillo que lo aplaude lo sabe, pero simula adhesión para sacar provecho o se alinea por ignorancia…
El Líder representa.Ese carácter se lo da el pueblo.Otro aspecto es la capacidad para encontrar soluciones.Aquí el aspecto creador es más visible. La solución de problemas presupone inteligencia. Sin inteligencia no puede haber liderazgo.!Eso es un axioma!
Un aspecto importante a tener en cuenta es que el análisis acompaña al líder permanentemente y por ello es capaz de adelantarse o incluso prever soluciones a circunstancias dadas.
Por tanto el poder negociador en un líder es fundamental.
El caudillo puede ser un mesiánico o un mediocre promocionado con bombos o barras bravas que asume en un momento dado el carácter de conductor..
El líder no puede ser un ignorante porque la orientación debe ser realizada con talento y nunca con audacias personales o alianzas entre ambiciosos.
La educación y la cultura cívica de nuestro pueblo es la clave para distinguir a los líderes verdaderos.
Aunque de una cultura distinta a la nuestra, concluyo con palabras de una disertación de Harold Wilson –primer Ministro de Inglaterra en 1965- que la escuchara en Londres:
¨Los grandes hombres, dirigen, orientan y tienen planes y proyectos definidos.Siempre hablan en tercera persona; los hombres mediocres solo hablan de los demás… y los insignificantes de sì mismos…¨