Hemos visto que la sana crítica produce resultados. Uno de los asesores del presidente, responsable de la presencia de un sujeto del bajo mundo en su domicilio, fue relegado y desaparecido del escenario. El Partido colorado debe apoyar las obras de este gobierno pues en el año 2018 habrá elecciones las cuales debemos ganar mostrando obras.
En lugar de asumir el papel fácil, el de aquellos que solo saben decir A SU ORDEN nada aportan a la causa, más bien, distraen la atención que conduce al verdadero sendero. Debemos hablar siempre con franqueza sobre hechos sustantivos y con pruebas. Pero sin ofensas como últimamente venimos leyendo y escuchando.
El presidente de la república por su rango, el de gobernar a todos los paraguayos y residentes de nuestra patria, se merece respeto. Eso deben entender algunos sueltos de lengua. Podremos cometer errores coyunturales de buena fe pero no por eso seremos merecedores de epítetos desmedidos y fuera de lugar. Y más aun por despechos coyunturales.
Es sabido que el presidente es un empresario, y como tal, desconoce las cenagosas aguas de la política. En consecuencia, se halla sujeto a errores de conducción, no por maldad sino por falta de oficio. Por eso sus colaboradores deben ser cautos en las informaciones y no solo brindar aquellas tendenciosas, las del diario trajinar, (día a día) sino ver más allá de sus narices.
De manera que quienes se hallan a su lado poco favor le hacen al no advertirle de los peligros que entrañan una división partidaria pues así nuestros adversarios se frotan las manos esperando un suceso ya conocido como aquel tristemente célebre 20 de abril de 2008 en que un obispo sátiro nos derrotó, no por sus deleznables hazañas, sino merced a la soberbia y a la mala conducción de un ex paciente de un manicomio de la ciudad de filadelfia, Chaco a quien algunos lo apodan MARISCAL DE LA DERROTA.