El proyectista no es conocido como muy fanático de su sexo aunque se trate de un padre de familia. El artículo 6º de su proyecto indica “identidad de género” y no “ideología de género” como aparece en la bibliografía. Indica que el proyectista ocultó su propósito inconfesable pues “ideología de género” como lo pueden comprobar en los tantos buscadores, significa que cualquiera puede determinar su sexo sin perjuicio de volverlo a cambiar si más tarde muda de parecer. La protagonista de esta degeneración fue Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir, conocida como Simone de Beauvoir, la mujer entre comillas de, Jean Paul Sartre, el mismo personaje plagiador de lo que él llamó “existencialismo” (ver Pigmalión y la cosa sucede) como si hubiera descubierto la piedra roseta y que ante el temor de su muerte eminente afirmó haberse equivocado al negar a Dios durante su existencia. Fuente CRISTO HOY (SEMANARIO CATÓLICO)
ABC Color: Durante el extenso debate que se extendió por más de tres horas, varios legisladores sentaron postura a favor y en contra. Por ejemplo, el senador José Manuel Bóbeda (Unace) adelantó su voto en contra de la propuesta, pese a que reconoció que en la proyecto no se trata el matrimonio igualitario. Aseveró que “este proyecto está determinado al desastre”.
Misma postura sentó la senadora Mirta Gusinky (ANR), quien dijo que es necesaria la reglamentación del artículo 46 de la Constitución Nacional que trata sobre la no discriminación en el país, pero manifestó que son muy amplios los criterios calificados como discriminación, y citó, entre ellos, la orientación sexual.
Uno de los defensores de la normativa fue Carlos Fillizzola (FG), quien lamentó que Paraguay sea uno de los pocos países de la región que carezca de ley contra la discriminación. Negó que se trate de una legislación para avalar el aborto, el matrimonio igualitario o una ley “mordaza”. Apuntó que la única finalidad del texto es que todos seamos iguales ante la ley y evitar la discriminación contra personas con discapacidad, indígenas, homosexuales, entre otros.
El senador Eduardo Petta (PEN) respondió a esta visión de Fillizzola, resaltando los articulados con los cuales se puede dar paso al matrimonio igualitario y el aborto. Recordó que en uno de los articulados del proyecto se establece la prohibición de impedir que las personas sean partícipes de su tratamiento médico, que según explicó, es la “antesala” para una ley de aborto.
Añadió además que las escuelas y colegios, tanto públicos como privados, que sean de tinte religioso, pueden sufrir las consecuencias de la normativa en el momento de hablar de que la estructura familiar la componen el papá y la mamá. Advirtió que incluso se puede considerar discriminatorias las enseñanzas en las instituciones religiosas.
En otro momento, manifestó que el texto da superpoderes a la Dirección General de Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Justicia, para entrevistar y proceder contra los que son denunciados por discriminación, quitando facultades de la Fiscalía.
En tanto, Adolfo Ferreiro (AP) criticó que se tomen decisiones en base a presuntas consecuencias, “que están en el imaginario”. Ejemplificó que durante el debate sobre la Ley del Divorcio se dijo que sería el fin de la familia paraguaya, lo que nunca ocurrió tras su aprobación, resaltó.
A su vez, Luis Alberto Castiglioni (ANR) cuestionó que la normativa imponga a los demás una manera de pensar, por lo cual propuso el rechazo del proyecto. Los argumentos de los legisladores del Frente Guasu, bancada impulsora de la normativa, no cambió la decisión del voto de la mayoría.
El artículo de la discordia
Artículo 6º del proyecto, de la Definición de discriminación, señala: “A los fines de la presente Ley, “discriminación” es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se establezca por motivos de raza, color, linaje, origen nacional, origen étnico, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, incluida la afiliación a un partido o movimiento político, origen social, posición económica, edad, sexo, orientación sexual, identidad de género, estado civil, nacimiento, filiación, estado de salud, discapacidad, aspecto físico o cualquier otra condición social, que tenga por propósito o resultado menoscabar, impedir o anular el reconocimiento, disfrute o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos, libertades y garantías reconocidos a todas las personas enla Constitución, en los tratados internacionales de derechos humanos ratificados porla Repúblicadel Paraguay o en la legislación nacional, así como en cualquier otra esfera de la vida pública”.
estos proyectistas maricones deberian de ir a jugar con el monumento AL PENE que con amor construyo filizola en san martin y Mcal Lopez!!! pobres degenerados c……. rotos !!!!
Es mentira lo que se afirma en «Pigmalión» que Sartre fue un plagiario; basta leer dos de sus obras fundamentales: EL SER Y LA NADA y EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO para darse cuenta. Y tampoco es verdad lo que dice el «Semanario Católico Cristo Hoy» que Sartre se «arrepintió» de su ateismo antes de morir; hay que informarse leyendo LAS PALABRAS (Les mots), 1964, autobiografía; SARTRE: El FILÓSOFO DEL SIGLO XX, por Bernard-Henri Levy; LOS ÚLTIMOS DÍAS DE SARTRE: el infierno son los otros, por Germán Uribe; SARTRE, UN SIGLO, por Germán Uribe, escritor colombiano. Para el filósofo, la existencia de Dios es imposible, ya que el propio concepto de Dios es contradictorio, pues sería el en-sí-para-sí logrado. Por tanto, si Dios no existe, no ha creado al hombre según una idea que fije su esencia, por lo que el hombre se encuentra con su radical libertad. Este ateísmo tiene una consecuencia ética: Sartre afirma que los valores dependen enteramente del hombre y son creación suya.-