El diputado liberal Carlos Portillo cometió un delito al atribuirse títulos de los cuales carece. Debería estar en la cárcel. Pronto cambiaremos y tales sujetos irán a parar entre rejas. Pero a modo de consuelo que sepamos ningún congresista afiliado a la ANR publicó en la pagina wed de una de las cámaras títulos de los cuales carece.
No es necesario poseer rimbombantes títulos. Basta y sobra la idoneidad. Tenemos el caso de Camacho, el gran profesor y doctor, convertido en el hazmerreir de sus alumnos y del foro luego de la paliza que le propinara nuestro CALÉ en el primer round durante el juicio político al obispo dado de baja por inmoral.
Calé les dio cátedra a los auto rotulados sabios. Adolfo Ferreiro fue el siguiente. seguramente supuso: – Esta es la mía, en el país de lo ciegos el tuerto es Rey. Pero resulto que había más de un águila. Uno de ellos fue nuevamente Calé quien le hizo morder el polvo tomando prestadas justamente los alegatos del propio Ferreiro en el caso Ykua Bolaños lo cual provocó las risotadas hasta de los periodistas zurdos.
Sin duda no existe defensa contra el ridículo. El caso Portillo mañana se olvidará pues se trata de un joven, uno más entre tantos, que supone que todo se halla podrido en nuestro país. Y como él, muchos. Pero hay otros que defienden el Estado de derecho, las leyes y la justicia. Y pagan sus impuesto para que el Estado y la patria sigan con vida.
Por eso los holgazanes para eludir tal obligación buscan ponerse delantales para delinquir y conseguir su impunidad. Pero a esos personajes se les está terminando la cancha y en cualquier momento pueden ser maltratados como ya sucede en la Argentina. Y como a los paraguayos nos gusta copiar a los llamados Curepas, ándense con cuidado.