“He sido acusada de los actos internos de la política del Mariscal López y responsabilizándoseme de la guerra que llevaron al Paraguay tres naciones, como del sacrificio heroico con que ese pueblo se inmortalizó, pereciendo con su jefe, en más de cinco años de guerra, sin ejemplo en América, y puede decirse, en el mundo, que dejaba una enseñanza al sentimiento de las nacionalidades, una educación como la que dieron los espartanos en la Termopilas”. Elisa Linch.
Por Osvaldo Bergonzi
Felizmente, con la obra magistral de dos compatriotas suyos, Michael Lillis y Ronan Fanning, han quedado sepultados para siempre sus detractores de ayer y de hoy. “CALUMNIA” titularon a su libro. La cantidad de la documentación recogida es nunca vista. Un trabajo que vale oro para el Paraguay, la patria adoptiva de nuestra compatriota Elisa. Una partida de casi 20 libros cargados de porquerías fueron citados uno a uno y refutado en una forma que pocas veces hemos visto.
El último de los falsarios ha sido desenmascarado así: “Más recientemente, por Guido Rodríguez Alcalá, en su novela EL PELUQUERO FRANCES (Asunción 2008). Este trabajo, elogiado por la profundidad de su investigación histórica, se hizo acreedor del importante premio de la Fundación Lidia Guanes del Paraguay. Su narrador ficticio es un peluquero francés (no el verdadero Henri Castaing) que dice haber conocido a Elisa como una de las “sobrinas”(es decir prostitutas) de la epónima Madame la veuve Dumont en el burdel putativo de la misma en la Rue Trochet y confiesa haberse confabulado con ella para ocultar este oscuro secreto parisino durante sus últimos años en Asunción donde Elisa lo ayudó a establecer un moderno salón. En todo el libro se presenta a Elisa como una mostruosa mujer, engañosa fría y calculadora”. Michael Lillis y Ronan Fanning.
El que resultó peluqueado fue Guido Rodríguez pues comió la carnada engañosa de un anzuelo que los investigadores hicieron notar en su libro como falso. Existió una Madame Quatrefages (el apellido del marido francés de Elisa)como regente de un prostíbulo en Paris. Pero esta madame Quatrefages seguía de regente y pagaba su licencia en 1867. !Que curioso, verdad! En tanto nuestra Elisa se hallaba en Paso Pucú con el Mariscal. !Qué curioso, verdad! Madame la veuve Dumont en el burdel putativo de la misma en la Rue Trochet no tenía un prostíbulo en esa calle sino Madame Quatrefages y muy cerca estuvo la embajada extraordinaria de 1854 del futuro Mariscal como se desprende de la investigación. En estas basuras cayeron personajes como el periodista y político argentino, Héctor Varela, aquél que le hacía loas al gobierno paraguayo en 1855. La calle Trochet la citan muchos escritores excitados por ultrajar a nuestra heroína para así lucrar con la maldad o el rumor malicioso. Pero no lo consiguieron y hoy día quedaron al descubierto como calumniadores irresponsables y no como sesudos historiadores, o mejor, contadores DE HISTORIETAS O DE COMICS CARTOON.
El lector juzgará a este escritor paraguayo que se presta a calumniar, injuriar y a difamar a una mujer que ya no se puede defender. Ella es nuestra más querida compatriota y heroína a quien siempre la debemos defender de los que todavía pretenden enlodar su gloriosa memoria.
Dr. Bergonzi:
ELISA ALICIA LYNCH es una mujer de calidad excepcional, que acompano al Mariscal Lopez, hasta el martirio, de la tragedia y masacre de Cerro Cora, el 1 de marzo de 1870. El historiador Efraim Cardozo, con una prosa emocionante, narra, en uno de los tomos de esa monumental obra HACE CIEN ANOS, los ultimos minutos del Mariscal, y la valentia, coraje, fidelidad al Paraguay y al amor de su vida, de Madame Lynch.
«‘Elisa Lynch fue la mujer mas famosa y destacada de la historia de Sudamerica en el siglo XIX»‘, sostienen los renombrados historiadores y diplomaticos irlandeses Michael Lillis y Ronan Fanning, en el libro de su autoria titulado CALUMNIA. Este libro debe ensenarse en los colegios y universidades.
Madame Lynch debe ser llevada al Panteon Nacional de los Heroes, para que reposen sus restos al lado del hombre al que amo y defendio, como una leona, en el Rio de la Plata, en el Reino Unido y en Francia. Es un reconocimiento nacional.
Creo que el INARE ha decidido proponer llevarla a la senora Lynch, como se merece, al Panteon; y que el distinguido Embajador Antonio Salum Flecha, encabeza una cruzada nacional en este sentido. Oponerse a este proyecto es denigrante. Solo aquellos que por su cerebro o por sus venas corren la sangre de los legionarios, no pueden estar de acuerdo.
Cordial saludo
Gabriel: Así debe ser. Pero lamentablewmente en el Paraguay existen algunos residuos que no merecen llevar la nacionalidad paraguaya. A Dios gracias no alcanzan ni al 1% de la población y ya es mucho. Me alegro, sin embargo, por la otra cara de la moneda, en donde te encuentras con la totalidad de nuestros jóvenes que no piensan como esos pocos legionarios de nuevo cuño. Saludos muy cariñosos y felicitaciones por el comentario.
Dr. Bergonzi:
Mientras el Mariscal Lopez y lo valientes combatientes paraguayos, como el General Caballero y otros grandes, defendian con sus vidas a la patria, el grupo de legionarios -los traidores que pelearon contra su propia nacion- formaron aquel siniestro gobierno provisorio del triunvirato, en 1869.
Rivarola, Loizaga y Diaz de Bedoya eran los peones de los invasores de la triple alianza. Despues vinieron los otros. Que triste historia, pues jamas han podido ni podran reivindicar sus nombres en la historia de la Republica del Paraguay.
Por eso considero la lucha de O Leary para reindicar las glorias de nuestra patria, como una hazana ciclopea. Lucha contra el legionarismo y contra los falsificadores de la historia del Paraguay.
Mi padre me facilito el discurso pronunciado por el Arquitecto Don Tomas Romero Pereira, en la inauguracion del Monumento a Juan E. O Leary el 1 de marzo de 1955, sobre el que mi abuelo escribio un enjundioso articulo en el Diario Patria, reproducido despues en La Tribuna.. En dicho discurso, Romero Pereira, decia: «‘Cuando todo era resignacion y solo se oia la voz imperativa del vencedor sobre la desolacion de nuestra desgracia, sono de pronto la palabra de protesta, para clamar contra nuestro triste apocamiento y avasallar los desplantes de los que hacian de la historia un nuevo campo de batalla para consumar nuestra inmolacion. Fue el instante supremo de su cruzada redentora, en que dio los verdaderos quilatres de su resuelta audacia patriotica»»
Que palabras sublimes las del Arquitecto de la Unidad del Partido Colorado, para rendir el homenaje justiciero al cantor de nuestras glorias don Juan E. O Leary. Pues contra estos legionarios, detractores de la nacion paraguaya, fue la obra de O Leary. Y contra estos mismos detractores, esta luchando ahora usted apreciado Osvaldo, reivindicando la memoria de los padres de nuestra nacion.
Cordial saludo
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