En aquellos días de mediados de febrero Del Valle iba al frente de las carretas más cargadas con oro. El Coronel Del Valle le entregó una pistola. Cirilo tenía otra y una carabina moderna. Ya tengo una le dijo, pero su jefe insistió: “Hay muchos asaltos a las carretas, le dijo a uno de sus ayudantes de mas confianza”.