Parlamento del Mercosur, capítulo Paraguay, presidido por nuestro correligionario Alfonso González Nuñez esta marcando pautas de cómo se defiende los derechos de nuestro país mientras otros inventan enemigos inexistentes y no apuntan a los verdaderos.
PRONUNCIAMIENTO
Una nueva Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR, presumiblemente infructuosa, se avecina. El próximo martes 20 de diciembre, en Montevideo, Uruguay traspasará la Presidencia Pro-Témpore del bloque a su homólogo de Argentina. Un simbolismo protocolar de mero trámite que se repite cada seis meses desde hace veinte años. Al menos estas rotaciones semestrales en la Presidencia de nuestra alianza continental, por ser estrictamente rituales, se observan escrupulosamente.
En tales Cumbres, los primeros mandatarios y las respectivas comitivas integrada por secretarios de Estado y funcionarios técnicos, despliegan lo más distinguido de su repertorio diplomático, haciendo uso y abuso de las reglas de urbanidad para con sus interlocutores extranjeros, en una suerte de certamen de elegancia donde las poses galanas, las sonrisas ensayadas, los ademanes amistosos, las pláticas complacientes y el fingido interés hacia el contertulio del momento configuran la maraña de estereotipos de salón que campea en eventos internacionales en que se privilegia el refinado buen decir por encima del fatigoso bien hacer.
La Presidencia de la Delegación de Paraguay ante el Parlamento del MERCOSUR, hastiada de tantas injusticias cuyo vértice constituyen las insufribles y reincidentes oratorias triviales, preludios de las ampulosas declaraciones suscritas por los titulares de los Ejecutivos nacionales, exhorta al presidente de la República a que en oportunidad de la Cumbre, reclame a sus pares Cristina Fernández y Dilma Rousseff, el inmediato desistimiento de aquellas desquiciadas y tristemente célebres providencias que primero inmovilizan y luego retrotraen el proceso de integración regional a los tiempos del vasallaje medieval.
Aunque deviene presuntuoso aguardar resultados óptimos para nuestro país a corto e incluso a mediano plazo, el statu quo de la hora exige adoptar un discurso firme en que se subrayen no ya las proverbiales y corroídas manifestaciones de fraternidad, solidaridad y cooperación mutua, que en homenaje a la verdad jamás traspusieron el umbral de la teoría, sino que se desnuden sin contemplaciones y estériles ambigüedades todas y cada una de las repudiables acciones ilícitas y cuasi ilícitas que estrangulan la legítima ambición del pueblo paraguayo de redimirse de las garras del rezago económico.
Proteccionismo sádico; libre tránsito ficticio; clausura ilegal de puertos; intemperancia burocrática; ocupación militar de hitos fronterizos; controles, inspecciones y registros antojadizos e infundados; decomiso arbitrario de bienes; destrucción de mercancías perecederas; baja de mercados de extrazona; grave deterioro del comercio interno; pérdidas multimillonarias para el empresariado; creciente desocupación; empobrecimiento progresivo de extensas franjas sociales; merma sustancial de las recaudaciones fiscales; energía eléctrica cedida a precio irrisoriamente absurdo, y quebrantamiento flagrante, alevoso y recurrente de las normativas internacionales componen el paquete de aberraciones con que las autoridades políticas de los poderosos socios estigmatizan sórdidamente al miembro más vulnerable.
Esa cadena de hechos y situaciones abominables imaginados y ejecutados a partir de de la lógica ponzoñosa de elementos renuentes a la doctrina de la integración que gobierna el mundo civilizado, habrá que denunciarla y condenarla permanentemente con nombres y apellidos en cuanto foro internacional participe el Paraguay.
Asimismo, advertimos al señor Fernando Lugo que si consintiere o se abstuviere de votar una hipotética propuesta uruguaya de modificación del Tratado de Asunción para allanar el ingreso de Venezuela como socio pleno del MERCOSUR, despreciando las atribuciones constitucionales del Congreso compatriota y el criterio del consenso que de origen preside la institucionalidad de nuestra alianza regional, será pasible de las sanciones legales previstas en la legislación fundamental del Estado paraguayo.
Sacrificar el derecho del veto, renunciando así a una herramienta jurídica vital e insustituible a la hora de preservar los supremos intereses de la nacionalidad, podrá y deberá ser catalogada como crimen de lesa patria, razón por la que el Sr. Lugo forzosamente tendrá que rechazar de plano, in límine, una eventual moción de sustituir el vigente sistema de unanimidad por la fórmula de las mayorías.
En consecuencia, la Delegación Paraguaya ante el Parlamento del Mercosur vigilará con expectativa en representación de su mandante, el pueblo paraguayo, que en la Cumbre montevideana, por de pronto, el señor Fernando Lugo exponga de forma pormenorizada y realista los desenfrenos con que los autócratas del MERCOSUR envilecen la voluntad universal de trabajar en equipo, evolucionar en unidad y coexistir en armonía.-
Diciembre de 2011
Parlamentario ALFONSO GONZALEZ NÚÑEZ
Presidente
Delegación de Paraguay
Parlamento del MERCOSUR
Este señor Gonzalez Nuñez nunca aportó nada la país y ya fue diputadol, luego senador, luego paralsur, siempre colgado de alguien porque votos no tiene y ni estabilidad política. Tiene que irse a su casa, es una verguenza para el partido