El Monseñor Sevelio Peralta se refirió a la situación de la juventud paraguaya de la vida facil, cómoda y sin sacrificios


Este cambio, según él,  ha generado la llamada crisis generacional entre padres e hijos, educadores y educandos. Explicó que lo más grave de esta crisis generacional es el antagonismo entre ámbitos sociales opuestos. La autoridad versus la anarquía, esfuerzo versus el placer, la ley vs la permisividad, la razón versus el sentimiento, el empeño tenaz vs la vida fácil.
Señaló que en la sociedad se establece la lucha entre la izquierda y la derecha como método de convivencia social, la base de todo este desequilibrio es el relativismo moral imperante, la verdad objetiva deja de existir todo se vuelve relativo.
“Vivimos realmente en una sociedad en donde se busca, no importa cómo, la gratificación inmediata e instantánea.”
Indico así mismo que el fenómeno del suicidio de los jóvenes es también alarmante en el mundo de hoy, aludiendo a razones simples y sin sentido. Dijo que el joven de hoy no cuenta con una escala de valores que le sirva de brújula y de horizonte en su vida, existe un relativismo ético.
Expresó que hoy en día vale tanto ser ateo como creyente, da lo mismo ser honesto que engañar al prójimo. Resulta igual acatar o desacatar las normas de la sociedad. El lema es haz lo que quieres perdiendo el sentido de culpa.
Lamentó que para los jóvenes no importe el pasado. “La memoria histórica no existe y ya ni siquiera el futuro importa. Solo cuenta el presente.”
Carecer de una memoria y de una proyección de futuro es negar la identidad y la esperanza, acotó. ABC Color del día 5 de diciembre de 2011

Nota: Desde que asumió como arzobispo de Asunción, Monseñor Pastor Cuquejo,  nuestra iglesia se llamó a silencio. Lo añoramos a Monseñor Ismael Rolón, el que expresó que debíamos restañar el tejido moral de la nación. Eso no se produjo. Sin embargo, desde la asunción del nuevo obispo coadjutor vinieron las primeras protestas contra: LA IDEOLOGÍA DEL GÉNERO, por dar un ejemplo.  El mismo coadjutor enfocó el escabroso tema  protestando contra el intento de este gobierno de enseñar a nuestros hijos y nietos que nosotros debemos permitir que los niños elijan su sexo sin tener en cuenta la diferencia biológica entre un hombre y una mujer, es decir, convertir el valor de la familia cristiana en un relativismo rampante al que se refiere el otro obispo opinante en este portal. La respuesta de las familias en aquella ocasión fue QUEREMOS PAPÁ Y MAMÁ.

Pero este gobierno, a pesar del repudio, se empeña por medio de decretos reglamentarios violar la CN cuyas normas se hallan bien definidas en el capítulo destinado a la familia. Sin duda, no se puede esperar otra cosa de alguien quien siendo obispo preña a una mujer a la par  de dar  la ostia consagrada a inocentes creyentes de Caacupé.

Nuestro Santo Padre ha dado la voz de alerta y por fin se restableció nuevamente la guía para nuestra iglesia llamada a silencio. Leer esta homilía resulta un alivio perdido hace varios años. Monseñor Peralta  HA DADO EN EL CLAVO.

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