Por HUMBERTO ZARACHO
En la jerga política, el término “idiota útil” fue usado originalmente por Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como “camarada Lenin”, fundador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética (URSS). Generalmente lo utilizaba para individualizar a los intelectuales, escritores y reporteros de los países europeos que iban a la URSS y que al regresar a sus países de origen hablaban con entusiasmo de los logros de los comunistas en la construcción de una nueva sociedad. El término describía un estado de ingenuidad política que exhibían estas personas cuando el gobierno soviético -a través de visitas guiadas- les hacía ver diversos hospitales, granjas, escuelas y fábricas, cuyas instalaciones habían sido especialmente maquilladas con fines propagandísticos.
Más tarde los bolcheviques emplearon el término para identificar a sus simpatizantes que vivían en los países no comunistas de Occidente. La expresión tenía el significado de que –si bien la persona se veía a sí misma como aliada de la URSS y de otros países comunistas- en realidad era tratada con desdén por parte de aquellos, siendo a la vez cínicamente utilizada para conseguir sus objetivos.
Recién en 1948, unas tres décadas después de su uso por Lenín, en los EEUU comenzó a hacerse público la expresión "idiotas útiles" y “compañeros de ruta” para identificar a los simpatizantes de los bolches. Ese año la frase en cuestión sería comentada por The New York Times, medio estadounidense de gran circulación (1). En los países latinoamericanos el término fue utilizado para señalar a los seguidores del déspota Fidel Castro, que viajaban a Cuba como invitados a congresos y seminarios organizados con fines propagandísticos por el régimen comunista.
Hoy, el vocablo es usado generalmente para describir a alguien que es manipulado por un gobierno o corriente política de tendencia extremista, o por un grupo terrorista de ideología comunista o no. El tono utilizado también alberga la idea que el “idiota útil” es un ignorante de los objetivos ocultos de aquellos que se aprovechan de él, al extremo que termina involuntariamente por favorecer sus intereses políticos, a veces, opuestos al suyo.
En la dirigencia del PLRA hay un grupo de dirigentes que continúa prestándose a los objetivos del exobispo de consolidar el “socialismo del siglo XXI”, que no es otra cosa sino un comunismo maquillado de democrático. Y esto a pesar que el presidente Lugo ha exhibido un notorio desdén hacia el PLRA. Esta actitud responde a una técnica similar empleada por Lenín y otros marxistasleninistas cuando utilizaban a los “idiotas útiles” que les brindaban su apoyo. Y, luego de utilizarlos conforme a sus intereses, les exhibía su desprecio marginándolos del gobierno.
Varios de éstos dirigentes integraron el gabinete presidencial. Otros ocuparon cargos relevantes, para luego ser defenestrados de sus cargos en la forma más humillante, sin tan siquiera dárseles las gracias por sus servicios. Esto fue el caso de Martín Heisecke, Cándido Vera Bejarano, Carlos Mateo Balmelli, Elba Recalde, Efraín Alegre, Alberto Riart, Mirtha Vergara de Franco (esposa del senador Julio César Franco y cuñada del Vicepresidente), y otros más.
Hay otros que sin pertenecer al PLRA fueron comunicados de su defenestramiento vía celular o por algún “fiel de fechos” como López Perito (caso Roberto Paredes). O como el excolorado Horacio Galeano Perrone, quien cuando se hallaba distribuyendo cuadernos escolares en nombre “del señor presidente” le llegó el aviso que ya estaba “out” del gabinete luguista. A pesar de calificarse como un “experto en estrategia política y analista militar” fue el primero de los ministros en ser defenestrado.
Junto a otros 4500 afiliados, el Tribunal de Conducta del Partido Colorado lo sancionó excluyéndolo del Padrón Partidario, por su obsecuencia y por prestarse como “IDIOTAS UTILES” del gobierno líberoluguista del “socialismo del siglo XXI”. Ahora los zurdos caviares no ocultan en apuntar contra sus “aliados liberales”. Al Vicepresidente Federico Franco, presidente con permiso del PLRA, sus correligionarios “idiotas útiles” le acusaron de conspirar contra el presidente Lugo por criticar su pésima conducción. Si aquel no toma mayor distancia de Lugo es probable que su futuro político se debilite aun más.
Es notorio que los liberales “luguistas” no desean abandonar al gobierno. Hasta el momento prima más el interés del “zoquete”, que les ha brindado muchos beneficios sobre todo de carácter crematístico. Además, lograron ubicar a parientes y amigos en lugares importantes de la administración pública. En fin, esta política suicida les está llevando a un futuro “sin mayor futuro”.
(1) Mona Charen, Useful idiots: How liberals got it wrong in the Cold War and still blame America first ("Idiotas útiles: Cómo los liberals se equivocaron en la Guerra Fría y aún primero culpan a los Estados Unidos"), Regnery Publishing, 2003.