LAS INVASIONES DE TIERRAS SON PROMOVIDAS POR PERSONEROS DEL GOBIERNO Y ARRIEZGAN DERRAMAMIENTO DE SANGRE


Por Osvaldo Bergonzi

Con este gobierno contemplativo los desmanes criminales se han intensificado con las invasiones de tierra. Los sucedido en Ñacunday ya es el colmo. Conocimos esos lugares hace 30 año en oportunidad de verificar mensuras, selvas entonces plagadas de fieras salvajes. Cada tanto era necesario matar un jaguareté.

A esos agrestes lugares llegaron colonos, hijos de  italianos y alemanes afincados en el Brasil. Vinieron con una mano adelante y otra atrás. Desbrozaban los montes y plantaban menta la cual destilaban y vendían para vivir. En tanto  iban preparando la tierra para el cultivo de soja, maíz y otros cereales. Trabajaron duro. Construyeron silos de su propio peculio. Convirtieron la zona en un vergel. El presidente Luis Angel González Macchi inauguró uno de esos silos en el año 2002 y los felicitó efusivamente. Yo lo acompañé y le informé de mi estada en la década de los años 70 cuando ellos llegaron. Vio el desfile de las precarias casas de entonces. Almorzamos con ellos y les instamos a proseguir diciéndoles que siempre el Paraguay les apoyaría. Los conocimos a sus hijos paraguayos, nacidos en nuestra tierra. Fervorosos cantaron el himno nacional. Una banda escolar entonaba la canción patria. Se hallaban presentes sacerdotes alemanes  católicos y pastores luteranos los cuales apoyaban a sus respectivos feligreses. Siento vergüenza al escribir esta nota. Con qué cara los podré visitar alguna vez. 

Unos sujetos patibularios venidos de San Pedro acicateados por personeros de este gobierno se sienten intocables y hasta les impiden cosechar el fruto de su esfuerzo. !Vergüenza! Está visto que nuestro  país crece por arte y magia de estos colonos laboriosos, es decir, a pesar de este gobierno.

Los invasores pretenden convertirse en los  MARQUESES DE LA MESA PUESTA. Pretenden quedarse con los cultivos labrados y trabajados por décadas sin pagar nada a cambio, por el solo hecho de llamarse  SIN TIERRA. Con ese criterio todos los paraguayos deberíamos reclamar una parcela, no solo ese grupúsculo microscópico afiliado al socialismos del siglo 21.

No lo hacemos pues respetamos la propiedad privada. Más bien debemos agradecerle a estos señores que han convertido a nuestro país en el cuarto productor mundial de soja. Con los Pakova Ledesma, Elvio Benítez y Sixto Pereira hubiéramos  aparecido en el ranquin en el último lugar.  ¿Que se puede esperar de gente que acepta limosnas de 300.000 guaraníes por no hacer nada?

Recomendamos a los colonos a defenderse a sangre y fuego. Defiendan sus tierras trabajadas con tanto tesón y si corre sangre paciencia. Se la buscaron y después que no se pongan a llorar y a reclamar derechos humanos pues quien pisotea la ley no tiene derecho a invocarla.

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