Por Zacarías Pane
Como todos muy bien sabemos, el ministerio de justicia y trabajo, no descarga a tiempo el número de fallecidos al extremo que durante elecciones internas de los partidos como en las nacionales la propia prensa se hace eco del voto de los muertos. Basta ir al archivo de los diarios para comprobar esta verdad irrefutable.
De manera que preguntamos, cómo se pretende la inscripción automática. Cuál la infraestructura del ministerio de justicia que nos garantice la inscripción automática. Recordemos que en esa institución, justamente en el registro civil, a cada momento surgen conflictos.
Allí cuesta un Perú obtener un certificado de matrimonio, nacimiento o defunción. Un racimo de funcionarios apiñados que viven en los tiempos de Pedro y Vilma Picapiedras son los que reciben los reclamos. La idea parece maravillosa para ahorrar dinero. Pero constituye una media verdad pues para cumplir tan alentador propósito se precisa primero adiestrar a los recursos humanos y además contar con un sistema perfecto de comunicación.
Esto no existe hasta el momento. Se observan viejas pantallas y modelos de computadoras donde en otros países van a parar a la basura. En tanto el personal no tiene idea del funcionamiento. Ni las universidades privadas pueden instalar el sistema para remitir resultados de exámenes u otros menesteres. En tanto el tiempo no da para preparar la estructura. Pero el autoengaño funciona y nos dice que el cambio de la ley con la inscripción automática ahorrará mucho dinero.
Solo en compra de vehículos el Estado gasta aproximadamente 200 millones de dólares y con los proyectos de las empresas consultoras se llega a casi 400 millones de la moneda americana, 10 veces más que el presupuesto asignado a la justicia electoral.
Al parecer los proyectistas suponen al Paraguay en el primer mundo. Sin embargo los mismos proyectistas, con sus acaloradas críticas al registro civil de las personas, nos dicen lo contrario. Basta con ir a los archivos de los diarios para corroborar esta verdad.