LA MUERTE DE ELIGIO AYALA Y EL 23 DE OCTUBRE DE 1931


Por Osvaldo Bergonzi

Como es bien sabido el 23 de octubre de 1931 fueron asesinados alevosamente estudiantes del colegio nacional de la capital frente al palacio de López. Fue a raíz de su protesta pues  el gobierno de José P. Guggiari no ponía el mismo celo en la defensa del Chaco que su antecesor, Eligio Ayala. Este había fallecido el 25 de octubre de 1930 y a partir de ahí cesaron la compra de armas y la fundación de fortines en la banda occidental.

Hoy se cumple un aniversario más de aquel luctuoso suceso. El tema en detalles puede ser leído en  EL COLORADO. Se debe ir al buscador. Su autor es el arquitecto Feliz Argaña, uno de los colaboradores de nuestro medio. De manera que el tema se lo dejamos a él.

Nosotros rebatiremos ciertas afirmaciones acerca de Eligio Ayala aparecidas este sábado en el diario ABC Color bajo la firma de una historiadora. En una parte afirma que el protagonista se enamoró de su sirvienta, Hilda Diez, lo cual no es cierto.

En homenaje a la memoria de este gran gobernante los colorados jamás abordamos los hechos que lo llevaron a la muerte cuando aun tenía mucho que aportar a su patria. Murió sin partido dado que renunció al suyo conforme se puede leer en el facsímil que va seguido al título ¿QUIENES COLABORARON CON STROESSNER? (9).

Eligio Ayala vivía sobre una arteria de Asunción, Presidente Wilson. En un juicio declaró como testigo: Eligio Ayala, soltero y domiciliado en la casa de la calle estúpidamente llamada Presidente Wilson. Esa calle hoy lleva su nombre en su homenaje. 

Hilda Diez fue su mujer. Pero ambos vivían en casas distintas. A principios de 1930 mi padre, de profesión arquitecto,  concurre al sanatorio del doctor Cayetano Masi para realizar una ampliaciones. Era él director jefe del departamento de construcciones del BANCO DEL HOGAR, cargo ganado por concurso de méritos. Una vez allí su amigo el galeno le presenta a la señora Hilda Diez, una mujer muy hermosa, elegante y de buen hablar, de unos 37 años de edad según mi padre.

Ella le pide que diseñe y edifique su casa en un terreno situado sobre la calle Iturbe entre Rodríguez de Francia y República de Colombia. La propietaria aprueba los planos y a partir de ahí mi padre se entiende con Masi respecto al aspecto económico. Una vez finalizada la obra a fines de julio de ese año vuelve a aparecer la señora quien queda muy satisfecha con la casa. Mi padre le entrega las llaves y se despide. En tanto el doctor Cayetano Masi le abona el saldo de la liquidación.

Unos tres días después la señora le llama a mi padre en el  HOTEL MAJESTIC, actual sede del Ministerio de Hacienda donde residía. Aun no se había casado con mi madre. Mi padre creyó que algo no andaba bien en la reciente construcción. – No arquitecto, todo anda muy bien, solo que se trata de un matrimonio interesado en comprarla y cada día suben la oferta. – ¿Cuanto le ofrecen?  La señora le da el monto. – Venda inmediatamente pues con ese dinero puede comprar otra casa y yo le voy a poner el BAÑO MODERNO y placares y quizá cambiemos los pisos y la pintemos y a usted le sobrará una importante suma. Y agrega que eso durará a lo sumo un mes y un poco más. La señora obedece y poco después adquiere otra en las inmediaciones de Juan de Salazar y Fortín Toledo.

Mi amigo, el arquitecto Jorge Rubiani, me mostró hace unos meses lo que queda de ella. A él le conté esto. Su padre tenía una empresa de construcción y operaba con el BANCO DEL HOGAR.  La señora conforme a la descripción de mi padre lo que menos tenía era porte de sirvienta.

Se podrá decir que Ayala posiblemente financió la casa a través de su intimo amigo Cayetano Masi. Pero de ahí a afirmar que se enamoró de su sirvienta es mucho. Hilda Diez no le fue fiel, eso es verdad. Ayala se dirigió armado al lugar fatal por informaciones de su gobernanta lo cual me fue corroborado por el Coronel Pasmor, ex combatiente del Chaco, criado y educado por Eligio Ayala.

Ayala tenía una de las llaves. Ni bien ingresó se encontró con un hombre llamado Tomás Bareiro quien inmediatamente le disparó varios tiros. En tanto Ayala con su reconocida sangre fría aun herido le apuntó a la cabeza y lo mató de un solo tiro.

De ahí salió atajándose la vísceras y caminó tres cuadras hasta la parada de Taxis,  Belvedere. Pasajeros del tranvía lo vieron herido chorreando sangre y al llegar al hotel Majestic esparcieron la macabra noticia. Mi padre había terminado de cenar con unos amigos. Inmediatamente salió con rumbo al sanatorio de Cayetano Masi. Le tenía a Ayala una gran admiración. Lo había conocido personalmente por intermedio del Doctor Masi.

Al verlo llegar Masi, lo lleva cerca del quirófano. Sabía su grupo sanguíneo, cero positivo. Dio medio litro y a la vez lo llama al gerente del BANCO DEL HOGAR quien inmediatamente se presenta a dar otro medio litro. Varias personas se presentaron a donar sangre. – Américo, nada se pudo hacer, ni con 10 litros de sangre lo podíamos salvar. Sus heridas fueron mortales. 

Enfrentó el peligro con valentía. Quizá no hubiera querido sobrevivir dado lo poco edificante del episodio y con la cantidad de enemigos políticos que tenía dentro del Partido Liberal. Nunca hubiéramos abordado este tema de no haber sido publicada la nota referida con detalles indecentes. Eligio Ayala no merece ser recordado por estas cosas sino por su obra patriótica en bien de su país.

4 Responses to LA MUERTE DE ELIGIO AYALA Y EL 23 DE OCTUBRE DE 1931

  1. rolo dice:

    lo felicto dr, realmente para los que no tuvimos el honor de conocer a un gran hombre como el dr.Eligio Ayala, aparte del las banderias politicas,un politico, de excelencia,ojala los actuales politicoS lean la vida y traTen de seguir los pasos de este honorable señor¡¡¡

  2. Manuel Riquelme dice:

    Estimado Dr.
    Es un gusto leer detalles de quien los conoce de primera fuente. Solo observaria que la referida carta (que recibi por otro medio) no tiene fecha, ni tampoco se ve la firma, por lo que no se puede tomar como un documento muy valido. Por otro lado, tambien analizando, pienso que si fuera cierta, seria muy propio de un caballero como Don Eligio. Quiero decir, un hombre que piensa que va a matar a otro al dia siguiente, desea liberar de responsabilidades a su partido. Una delicadeza digna de un hombre como el. En cuanto a lo de la Srta. Diez, ciertamente, siempre tuve la referencia de que habia sido su empleada, pero no veo la importancia que ello pueda tener. Hay que saber respetar la vida privada de las personas, y se sabe que el corazon no conoce razones. No lo hubiera publicado, pero tampoco debemos negarlo a ultranza por verlo impropio. Don Eligio paso a la historia por cosas mas importantes, y su muerte fue la de un hombre de honor, valiente como su vida.

    • adaltunz dice:

      Aún el hombre más pensante y santo es capaz de matar, más todavía en situación semejante.Lo cual es comprensible.Por consiguiente, no creo que estas aseveraciones desvirtúen de manera alguna, la vida de un gran hombre como el Dr. Eligio Ayala. Y bien lo mencionaste » Don Eligio pasó a la historia por cosas mas importantes, y su muerte fue la de un hombre de honor, valiente como su vida».

  3. osvaldobergonzi dice:

    Manuel:
    Tiene Fecha cierta. Podrá encontrar la copia en el título ¿QUIENES COLABORARON CON STROESSNER?(9)Es así como usted dice. Ayala fue una mosca blanca en el Paraguay. Jamás, por respeto a él, entramos en esta faceta obscura de su vida pues sus obras se hallan por encima de estas curiosidades de la vida. Tal la razón por la cual nadie entró a analizar estas cosas propias de las pasiones humanas hasta que la tal rotulada historiadora entró a afirmar cosas indecentes e indebidas en la vida de un hombre de honor. Saludos muy cordiales y gracias por su oportuno comentario.

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