EL CAMPO DE CONCENTRACION DE FORTIN GALPON: LA BARBARIE LIBERAL


Por Humberto Zaracho

Corría el año 1904. En el Paraguay gobernaba el presidente colorado coronel Juan Antonio Ezcurra. El Congreso se hallaba constituido con senadores y diputados del los partidos Colorado (gobernante) y Liberal (opositor). Los liberales, desde más de una década pugnaban llegar al gobierno por cualquier medio, inclusive el subversivo, ya que por el sendero democrático no tenían posibilidades debido al gran caudal electoral del coloradismo. Entonces recurrieron al camino de la violencia. Así, con la ayuda de los agentes de la oligarquía portuaria de Buenos Aires, la cual ejercía el poder en la Argentina, gestaron el alzamiento de 1904 que culminó con el derrocamiento. Los triunfadores impusieron como presidente a Juan Bautista Gaona, agente financiero de empresas bonaerenses, quien asumió el 19 de diciembre del mismo año. Con este infausto acontecimiento se inicia la era anárquica del Paraguay con gobiernos, casi todos de facto, bajo el mando del Partido Liberal. No tardaría en desatarse una despiadada persecución contra los colorados, cuyos dirigentes fueron apresados y otros forzados a optar por el exilio, entre ellos su fundador el general Bernardino Caballero. Hasta el general José Félix Estigarribia, fallecido trágicamente en 1940, se sucedieron 19 presidentes liberales, lo que significa un promedio de un presidente cada dos años.

El 4 de julio de 1908, algunos exponentes del sector de la dirigencia liberal radical, comandados por el mayor Albino Jara derrocan al presidente Benigno Ferreira, perteneciente al partido liberal cívico (los liberales se hallaban enfrentadazos en dos fracciones internas). En su reemplazo asumió esa misma noche el vicepresidente Emiliano González Navero. Este nombra ministro del Interior a Manuel Gondra, en Relaciones Exteriores al Dr. Eusebio Ayala, en Hacienda al Dr. Gualberto Carduz Huerta, Justicia y Culto al Dr. Manuel Franco y en la cartera de Guerra y Marina a Albino Jara, ascendido a Coronel. Jefe de Policía se designó a Adolfo Riquelme, asesinado años después en Rincón Bonete, por sicarios enviados por el coronel Albino Jara. De esta forma se inicia la denominada era hegemónica de Manuel Gondra; sin embargo, durante mucho tiempo habría de ser un instrumento dócil del siniestro coronel Jara. Ese mismo día, 4 de julio, se declaró el Estado de Sitio, medida represiva que se convirtió en la fórmula permanente de los gobiernos liberales.

Durante este período se extendió rápidamente la delación como método de obtención de información de presuntas conspiraciones contra el gobierno. Y fue durante los primeros días del mes de setiembre, cuando el régimen anunciaba la existencia de actividades conspiraticias de parte de los cívicos y de los colorados. Uno de los delatores, el sargento Pavón, que revistaba en el 2º de Infantería, puso en conocimiento de sus jefes de un plan subversivo y que al frente del mismo estaba el Comandante José Gill, seguido por oficiales y sargentos del Batallón de Infantería. Como recompensa el delator fue ascendido a subteniente y gratificado con abundante suma de dinero.

El Dr. Rogelio Urízar, conspicuo dirigente liberal, profesor de la Facultad de Medicina y ministro de Justicia, relata los hechos posteriores ocurridos en su libro “Los dramas de nuestra anarquía”, Tomo I, Ed. Fundación Ross, Bs. As., año 1989. “A fin de conocer los menores detalles de la conspiración, el coronel Jara en persona tomó declaración a los sindicados como conjurados; entre estos figuraba un sargento de apellido Espínola que fue brutalmente azotado por el coronel Jata en persona en el mismo cuarte del 2º de Infantería, por haberse negado a suministrar dato alguno…. El ídolo de la juventud radical, don Manuel Gondra, como muchos hombres de prestigio del radicalismo, no tuvieron la visión exacta del momento y se complicaron en la comisión de las medidas más injustas y brutales que hasta entonces se registraron en los anales de nuestra maladada historia política… Los cívicos estaban casi todos expatriados. Sólo vivían en Asunción don Antonio Taboada (fundador del Centro Democrático, después Partido Liberal), y algunos jóvenes como Marcelino Pérez Martínez, y uno que otro de los oficiales retirados del ejército por no haberse sublevado con Jara. Estos habían organizado la oposición con la reaparición de “El Cívico”, y cuando el gobierno resolvió tomar medidas, cayeron presos al mismo tiempo que los colorados. Se llenaron las cárceles de presos políticos, algunos de los cuales fueron cruelmente atormentados… Al teniente Benjamín Velilla también el mismo Jara lo torturó. Ni los periodistas extranjeros se salvaron, tales como Rafael Barret y Guillermo Bertoto. Este último, amarrado a un catre y azotado, fue obligado a tragar, con salmuera, un suelto de su redacción. Los confirmantes, prisiones y expatriaciones llenaron las costas limítrofes con nuestro país, de emigrados políticos y de compatriotas que huían del país en busca de tranquilidad…”

Otro destacado dirigente liberal y periodista, el Dr. Gómez Freire Estevez, al referirse sobre estos tristes y deleznables hechos en su obra “Historia contemporánea del Paraguay”, Ed. El Lector, Asunción, 1996, nos dice: “La Policía da con algunos indicios de los trabajos y plantea al gobierno las medidas del caso, en el mayor secreto. Reúnense los hombres dirigentes y se discute un vasto plan de sojuzgación sistemática de la República por medio de medidas extraordinarias de fuerza. Jara, Riquelme y Franco sostienen los extremos del plan; los demás convienen en su inaplazable necesidad… Fueron acordadas las medidas extraordinarias: el apresamiento de todos los opositores militantes, liberales y colorados, el cierre de todos los diarios independientes, el confinamiento de los cabecillas a lejanos fortines del Chaco, la emigración forzada de los hombres dirigentes de la llanura al extranjero. El 21 de setiembre se prorroga nuevamente el estado de sitio hasta el 30 de noviembre, y a la 01 p.m. de ese día, comienza la policía a poner en práctica las medidas acordadas. Las cárceles, la policía, los cuarteles, se llenan de presos políticos, calculándose su número en 300, en todo el país; entre ellos lo más granado del mundo político paraguayoLas legaciones estaban repletas de asilados; los diarios independientes habían desaparecido. El 28 se prorroga otra vez el Estado de Sirio hasta el 31 de marzo de 1910.”

El Dr. Rogelio Urízar continúa relatando: “En la noche del 29 de setiembre de 1908 (hoy hace 102 años) fueron embarcados en el “Libertad”, al mando de don Emiliano Rojas, alojados en la bodega de este barco y allí engrillados los Dres. Cayo Romero Pereira y Virgilio Silvera, Eusebio Mongelós, llevado de la cama donde yacía gravemente enfermo, José María Silvera, mayor Silvio Rodi, Leopoldo Escauriza, Juan L. Ortiz, (todos colorados), los Sres. Alfredo Duarte, Ramón Ayala, José Souza Lobos, José Asunción Recalde (todos liberales); también fueron engrillados Isabelino Cortázar, Francisco del Valle, teniente Samuel López, Ernesto Schroeder, capitán Alejandro Rodríguez, Juan Báez, Gualberto Candia, Miguel G. Noceda, teniente César Russo, capitán Felipe González, Gaspar Maidana, Marcos Amarilla, Froilán Ramírez, Salvador Fariña y José María Sánchez”.

También hubo muchos otros presos engrillados, entre ellos el capitán Francisco Solano Gómez, ex jefe político de Luque y abuelo materno de quien escribe estas líneas. Este llevó hasta su muerte, en sus tobillos, la marca dejada por los grilletes que tuvo que soportar durante su prolongado cautiverio; retornó de su cautiverio enfermo e incapacitado para el trabajo debido a los golpes y vejámenes.

Conocieron además el martirio de Fortín Galpón don Pastor Filártiga (en su carácter de Presiente de la Honorable Cámara de Representantes entregó la banda presidencial al general Alfredo Stroessner, en 1954), Virgilio Silveira, el coronel Manuel González Filisbert, capitán Baldomero Riquelme, capitán Miguel Riveros, capitán Bernardino Penayo, capitán Manuel Antonio Guerreros, teniente Marcelino Duarte, Carlos y Alberto Rodi (hermanos del mayor Rodi), Manuel Galeano, Fermín Francou, Ambrosio Ovelar, Eusebio Mongelós, Fernando Fúster, Heliodoro y Juan B. Candia (hermanos de Gualberto).

Prosigue su relato Gómez Freire Estéves: “Engrillados unos con otros y recluidos en la bodega del Libertad, partió este al día siguiente a Bahía Negra, donde llegó al cabo de cinco días de viaje. De aquel punto fueron deportados a territorio brasilero, los Dres. Romero Pereira y Silvera y otros, y conducidos los restantes al Fortín Galpón, bajo custodia de un destacamento de infantería comandado por el teniente Eliseo Salinas y el subteniente Gumersindo Pavón (lel ex sargento que actuó de delator). La vida de los confinados en el Fortín estuvo sometida a tormentos de todo linaje, ideado por estos dos oficiales. Mientras tanto el país experimentaba la sensación del régimen de medidas extraordinarias, implantadas por el nuevo gobierno. El Poder Judicial había sido igualmente desarticulado, desacatándose sus órdenes de Habeas Corpus. Uno de los miembros, el Dr. Manuel Viera, en son de protesta, renuncia de su puesto y se asila enana legación, para emigrar del país. Los demás asilados del 21 de setiembre, los que habían recuperado su libertad por acto gracioso del gobierno, ganan en masa el extranjero y el litoral argentino se puebla de emigrados paraguayos”.

El recordado Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, a la sazón Arzobispo de Asunción, realiza una reseña de aquellos días: “El tercer día depués de mi llegada de Buenos Aires, 21 de setiembre de 1908, a las 11 a.m., el Gobierno apresó a muchos políticos colorados y cívicos y a no pocos clases y soldados del ejército; una conspiración díjose, se estaba fraguando y fue descubierta. De los numerosos presos políticos, unos fueron expatriados al Brasil y a la Argentina, otros quedaron en la cárcel de Asunción y el resto fue deportado a Fortín Galpón, no lejos de Bahía Negra ¿Qué pasó después de esto? Un general disgusto de las familias de la capital… esposas, madres, hijos y parientes de los presos políticos hicieron una propaganda incendiaria contra los hombres del poder; los presos, según referencia pública, fueron tratados con toda desconsideración habiendo muerto algunos soldados, de los presuntos culpables, a azotes. Los que fueron llevados al Fortín Galpón fueron tratados con toda crueldad y vejados en su dignidad de hombres por el jefe de las fuerzas destacadas allá, un tal teniente Salinas, hombre neurótico, loco y ebrio (Mis Apuntes, Ed. Histórica, Asunción, 1986).

Uno de los presos políticos fue Víctor Ojeda Fariña, mas tarde coronel del Ejército, el cual dejó un testimonio de la trágica experiencia vivida, en una obra titulada “Fortín Galpón”, con prólogo de Bacón Duarte Prado. Ojeda Fariña recuerda el padecimiento sufrido por los presos de esta manera: “Muchos antes que los nazi fascistas inventaran los campos de concentración, con sus macabras torturas, los liberales ya habían establecido en Fortín Galpón un lugar de vejámenes, donde la crueldad criolla alcanzó su máximo refinamiento… En la medianoche del 29 de setiembre, de los distintos lugares de reclusión fueron apartados un grupo de cincuenta colorados hasta completar el número de cincuenta, entre los cuales se encontraba el autor. Llevados como reses al Batallón 2º de Infantería, a la madrugada fuimos conducidos a la Prefectura Marítima… Llegó el día y con él, la orden de embarcarnos en el “Libertad”. No podía haber más contradicción entre el nombre del barco y nuestra condición…. Se nos ordenó formar en cubierta. Nuestros rostros surcados por hondas preocupaciones, se dirigían de aquí para allá. En ese interín apareció el teniente Eliseo Salinas, acompañado de unos subalternos que portaban una serie de grillos. Inmediatamente se nos colocaron los grillos. Ordenó que cada grillo fuese remachado a distintas piernas de dos detenidos y la barra se colocase en el medio… La tripulación que nos conducía a nuestro lugar de padecimiento estaba constituida por las siguientes personas: capitán Emiliano Rojas, comandante del buque… El 2º Comandante era Fernández Urdapilleta. Los encargados militares eran los tenientes Eliseo Salinas –jefe de la triste expedición- teniente Vázquez, Lezcano, Pavón. Noventa hombres de troipa acompañaban a nuestros cancerberos. La navegación a Bahía Negra siguió siendo cruenta y penosa. Nuestro destino lo ignorábamos y sólo nos hacíamos conjeturas, ayudándonos mutuamente en soportar las penalidades y en mantener el espíritu altivo e indomeñado. Al fin anclamos en Bahía Negra. Desembarcamos después de varios días de encierro…. Después de varios días de detención en Bahía Negra, el 12 de octubre fuimos embarcados en número de treinta y seis personas, a bordo de una chata remolcada por un vapor, que si la memoria no me flaquea, se trataba del “Teniente Herreros… Después de esa penosa marcha, llegamos a Fortín Galpón… Aquí comienza toda esa larga serie de sufrimientos, lo que en ocasiones nos hacían duda de la condición de humanos de nuestros aprehendedores. El odio político y su secuela, que dejó un tendal de ruinas y desgracias, había hallado en nosotros la argamasa informe y blanda donde saciar sus bajos instintos, personeros inescrupulosos, irresponsables y bárbaros. Las torturas a que nos tenían sometidos y los trabajos forzados que nos veíamos constreñidos a realizar, no acibaró nuestros ánimos. Al contrario, fortaleció nuestros ideales y nos dio la pauta de encontrarnos en ese punto donde la mente, luego de varios raciocinios, halla el equilibrio y la certeza de tener para sí la razón. Nuestros sentimientos renovadores, libertarios, molestaban a los gobernantes. Fustigar el vicio, desear que los capaces gobernasen el país, adquirían las dimensiones de un gran crimen. Los que se hallaban molestos por nuestras actitudes no tuvieron mejor salida que enviarnos a un lejano e inhóspito campo de concentración, pretendiendo acallar nuestras conciencias. El empeño fue torpe. El hecho de confinarnos y querer matar nuestras ideas o segar nuestras vidas en manos de unos palurdos –militares irresponsables- agitó la conciencia honrada del país y condenó y condenará siempre a aquellos que so pretexto de una fementida democracia adoptaba disposiciones que violaban los derechos humanos. En Fortín Galpón fuimos obligados a trabajos forzados. Nunca conocimos el descanso, salvo los días de grandes lluvias, que recibíamos como bendición divina, no conocíamos un minuto de respiro. El reposo era un término esotérico en el lenguaje de nuestros guardianes… ”.

Volviendo al Dr. Rogelio Urízar, el político liberal narra el final del padecimiento de los presos políticos del campo de concentración de Fortín Galpón: “Las inundaciones, por el desborde del río y sus afluentes, hicieron difícil el aprovisionamiento de las guarniciones en Bahía Negra y Fortín Galpón, y el gobierno se vió obligado a trasladar los presos políticos, que fueron traídos a la penitenciaría de Emboscada, donde fueron encerrados como criminales. Las ansias de recuperar la libertad, injustamente privada, sugirió en ellos un plan de liberación. Un vecino de filiación colorada se comprometió a esperarlos con una canoa en la orilla izquierda del río Paraguay para pasarlos al Chaco, y el 7 de mayo de 1909, en momentos en que el oficial de guardia se retiró a comer, el teniente Alejandro Duarte se precipitó sobre el centinela y lo desarmó mientras sus compañeros atacaban también la guardia y la tomaban. Pero el resto de la guarnición reaccionó, se entabló una reñida y sangrienta lucha, al cabo de la cual los presos políticos se apoderaron de la cárcel, pero el cadáver del teniente Duarte quedó tendido acribillado de heridas de balas. Ingrato desenlace de un oficial cuyo delito fue la lealtad, en una época en que el gobierno paraguayo recompensaba con dos grados a los militares que fueron desleales a su juramento. Libres ya los presos, después de la lucha, se dirigieron, unos al norte, en busca de la frontera brasilera, y otros, atravesando el Chaco, se dirigieron al Pilcomayo, llevando 50 carabinas Mauser con su dotación de municiones. Quedaron dos de sus compañeros muertos. El gobierno nunca publicó la lista de sus bajas”.

Días pasados se cumplieron 102 años de aquel calvario político. Desde entonces Fortín Galpón es el símbolo doloroso de la tragedia del partido Colorado. Al evocarlo no nos impulsa ningún odio ni rencor contra los liberales responsables de aquel suceso luctuoso de la historia nacional. Nos anima sí nuestro ferviente deseo que las nuevas generaciones no lo olviden, que permanezca viviente en sus memorias para que nunca más vuelva a surgir en el Paraguay otro campo de concentración como el de FORTIN GALPON.

10 Responses to EL CAMPO DE CONCENTRACION DE FORTIN GALPON: LA BARBARIE LIBERAL

  1. rolo dice:

    LO FELICITO POR LA NOTA ,MUESTRA LO QUE NUNCA MAS DBERIA DE PASAR EN NUESTRO PAIS,,,EL HONOR PARA NUESTROS CUADILLOS COLORADOS,,,GRANDES HOMBRES DE UNA INIGUALABLE,,VALENTIA,,,QUE ULTIMAMENTE FALTA LASTIMOSAMENTE,,,,,,,

    • Humberto Zaracho dice:

      Gracias Rolo por su concepto. Coincido con Ud. en que nuestro centenario Partido carece de dirigentes con la talla de los antiguos caudillos. Lamentablemente, para dedicarse a la actividad política hoy día se requiere disponer de medios económicos que no se encuentra al alcance de todos. Esto influye que muchos de los buenos colorados que aun existen no puedan aspirar a los cargos de la conducción política. Pero se puede participar como «opinión política», que la democracia permite ser «factores de influencia en los mandos políticos». Con un fuerte abrazo nacionalista

  2. osvaldobergonzi dice:

    Querido Humberto:
    Te felicito. La memoria debe permanecer. Nuestros jóvenes deben conocer estas cosas. Muy apropiadas fueron las citas, la mayoría de fuente liberal, a la par de las memorias de Monseñor Sinforiano Bogarín. El caso FORTÍN GALPON es único en la historia política del Paraguay. Mis más cordiales saludos

  3. Felipe dice:

    Gracias Dr., exelente relato de la historia del fortin galpon, ni sabia de la existencia de la misma.

    Por favor le pido encarecidamente como joven republicano que siempre publiquen estas historias para conocer un poco mas. Desde ya muchas gracias Sr. Bergonzi.

  4. Antonio Ferreira dice:

    «La Hiena de Fortín Galpón»
    Capitán Eliseo Salinas ex Jefe de la Zona Militar de San Ignacio Misiones hacia 1.918:

    Instalo su Cuartel en la Casa de los Jesuítas, que quedaba pegada a la Iglesía. Utilizando los corredores de la Iglesia como caballeriza.

    Lo que termina derrumbando la Iglesia/Reliquia; vendió la Imágenes y el maderamen fue aserrado para la biblioteca del Diputado por Misiones Dr. Adolfo Aponte.
    Se colocaron dos pozos de aserrar madera al lado de la Iglesia derrumbada; el negocio vender tablas.

    Por último en una fiesta social, se molesto con la presencia de un joven Miguel Ramírez Vera,lo saca fuera de la casa lo abofetea y le dispara con su revolver; herido el jóven desde el suelo lo última al Capitán Salinas.
    Los soldados del mismo lo buscan al jóven, que herido se había refugiado en una casa, lo ponen ante una muralla y lo fusilan.
    El cuerpo amaneció en ese lugar, con la orden de que nadie se acerque; para escarmiento de la población.

    El jóven era hijo del Comandante Eduardo Ramírez, responsable de la seguridad del Mariscal López, antiguos residentes de las Misiones.
    La Iglesia se mantuvo gracias a las reparaciones que de su pecunio, realizaba el Comandante citado.

  5. osvaldobergonzi dice:

    Antonio:
    Supe del comandante Eduardo ramírez por boca de tu padre. Más tarde Nanino publicó un libro con las memorias de este heroe de la GUERRA GRANDE. Gracias por tu aporte.

  6. Humberto Zaracho dice:

    Estimado amigo Antonio Ferreira
    Gracias por su contribución histórica que complementa mi modesto conocimiento sobre la barbarie de Fortín Galpón. Deseo agregar que mi abuelo paterno, Zacarías Zaracho también fue uno de los apresados por el régimen liberal gobernante. El era liberal cívico, es decir, pertenecía a la corriente liberal opositora al gobierno radical de González Navero. Felizmente para él no fue enviado engrillado a Fortín Galpón, del que se salvó por la intermediación de algunos de sus correligionarios pero fue al exilio en la Argentina. Esta dolorosa experiencia que le tocó vivir le apartó de los liberales y después de la guerra civil de 1912-1913 se retiró a cuarteles de invierno, avergonzado por los desmanes cometidos por sus correligionarios. Con mis respetuosos saludos.

  7. Antonio Ferreira dice:

    El barco «Libertad» en que fueron enviados a Fortín Galpón, no es otro que el célebre «Sajonia».Comprado por el Banco Agrícola.
    Por si haga falta «El Colorado» dispone del testimonio de Ildefonso Benegas, dirigido a Manuel Gondra, a disposición de sus lectores.

  8. osvaldobergonzi dice:

    Antonio:
    Hasta parece un chiste pero es tan cierto como que dos y dos son cuatro. Un navío con el pomposo nombre LIBERTAD transportando presos engrillados. Saludos cordiales

  9. El señor Antonio Taboada fue un heroe de la guerra grande, amigo intimo del General Caballero, lider del civismo liberal, == Fue perseguido por los Radicales Legionarios === el dia de su sepelio, luna gran chusma alcoholizada de Liberales Radicales festejaron con bombas y platillos desde el minuto de su deceso se apostaron frente a su dimisilio y escrachaban al difunto acompañados de una banca de musicos, lo siguiero a la Iglesia y durante todo el trayecto al campo santo, lo insultaban, lo maldecian, tocaban bombas y musica jocosa, no respetaron a sus deudos === Don AntonionTaboada es abuelo de mi señora, Pero todos nosotros somos colorados, pero respetamos y admiramos su tayectoria de heroe nacional y gran politico.

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