Por Zacarías Pane
Se suele escuchar a menudo que la máxima autoridad de una nación políticamente organizada es una convención constituyente integrada por su ciudadanos naturales. Las convenciones constituyentes a lo largo de la historia de la democracia han cancelado mandatos, nombrado jefes de Estado, !qué no han hecho!
Este invento que nace con los americanos y los franceses es el sistema adoptado por la mayoría de los países del orbe. Pero, a propósito del tema, lo que nos llama la atención es la poca importancia que en nuestro partido se otorga a los convencionales constituyentes en términos de antigüedad.
Tan solo tres años de antigüedad se exige para integrar el máximo poder partidario. Sin embargo se requieren diez años para ejercer el cargo de presidente de la junta de gobierno o para ser candidato a presidente de la república. Es decir, el poder constituyente, que constituye nuestros estatutos solo tres años y el mero poder constituido entre 5 a 10 años.
El contrasentido salta a la vista y es posible que mañana sea esgrimido por quienes deseen modificarlos. A propósito de esta materia es bueno señalar que los partidos nuevos no tienen tales exigencias pues el deseo apunta a sumar gente y la antigüedad podría ser una traba para alentar a los nuevos adeptos.
Pero en los partidos centenarios como el nuestro la trayectoria partidaria tiene importancia. No obstante, recordemos que durante el gobierno partidario en la llanura no se hacía una cuestión insalvable con la antigüedad y nuestros estatutos hacían una mención enunciativa “De reconocida trayectoria, de demostrado republicanismo, etc”, para hacer mención a espacios a ser ocupados. Pero sin consignar determinado número de años precisamente. Es posible que en esos tiempo la ANR haya optado también por conquistar voluntades para recuperar el poder.
En la actualidad hay ciento de miles de nuevos afiliados que desearían ocupar lugares y así como están redactados los estatutos solo podrán obtener el premio mayor, el de ser convencionales constituyente. Pero que quizá no sea tan apetecido como los demás.
Los convencionales; la estupidización de esta figura dentro de nuestro partido,es la consecuencia que nos toca vivir hoy día «La Llanura».
Si no se venden hay de ellos.
Comenzemos por dignificar esta figura en la selección de los mismo.
Si queremos un partido sano, comenzemos por los cimientos.
Me agradaría que el articulista prosiga con este tema
Atentamente