Extraído del libro LOS HEREDEROS DE LA ESPADA de nuestro director
San Martín desea la independencia del antiguo virreinato bajo una misma bandera, en tanto el Uruguay, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, bajo el liderazgo de José Artigas, se debaten por los mismos ideales en una nueva forma federal de gobierno. Entiende que para consolidar esa libertad debe primero resguardarse las espaldas allende los Andes, pues allí el poder español – luego del derrumbe napoleónico – ha comenzado a retomar las riendas y a ajustar la correa. Por eso no se mete ni en Bolivia ni en Paraguay. Sabe que en éste último lugar ya no existe peligro realista debido a que Rodríguez de Francia los apresó a todos tras confiscarles sus bienes. La incorporación del Paraguay, un tema de carácter criollo interno, debe plantearse para el futuro. Robertson y Castelli le habrán informado sobradamente acerca de aquel país ignoto. El primero, testigo de los hechos comenta en sus cartas a su hermano Guillermo el estado postrado del ex gobernador español, Bernardo de Velasco, en una fiesta cerca de Asunción en que nadie le saluda y éste acepta el desprecio de los criollos con humilde resignación. Esto debió haber llegado a oídos de San Martín pues tal noticia en ese momento resulta fantástica y digna de ser comentada en voz alta. El prócer así informado, descarta de antemano toda posibilidad de avance realista más allá del Paraná, sabedor de que los paraguayos resguardan esos territorios. Por otra parte, Castelli, habrá informado a la junta de Buenos Aires su amistad con Francia y comentado sus tiempos con él en la Universidad de Córdoba aparte de las referencias de su fuerte carácter. No se puede olvidar tan fácilmente a un condiscípulo que graba su nombre en su pupitre hasta traspasar la madera y que dicho testimonio será exhibido en esa casa de estudios en el futuro como curiosidad histórica. Por otro lado, es bueno señalar que cuando Castelli y Francia integraron las juntas de Buenos Aires y Asunción respectivamente las relaciones entre ambas ciudades fueron las mejores. Basta leer la correspondencia para percatarse de ello. La posterior salida de Castelli lo endureció al futuro dictador. No le habrá gustado que su amigo fuera sacado. Hay sospechas que ambos mantenían correspondencia privada pero no se puede comprobar hasta la fecha. (Castelli, el adalid de Mayo, obra citada.) Los cierto es que a partir de la salida de Castelli ya no fueron tan cordiales las notas intercambiadas entre Buenos aires y Asunción. La posición Argentina se endurece y rectifica un primer reconocimiento de la independencia del Paraguay respecto de la Argentina cosa que fue admitida luego de la nota paraguaya del 20 de julio de 1811 redactada personalmente por Francia pues su impronta en ella es inconfundible e indubitable. La influencia de Castelli permitió la firma del tratado entre ambas provincias bajo la forma de una confederación. El futuro dictador, el mismo que sacó dos pistolas cuando le preguntaron cuales eran sus argumentos contra Fernando VII, tiene un estilo imposible de plagiar. Es frondosa la correspondencia argentino – paraguaya, pero llama la atención que nunca aparece el nombre de San Martín, en ninguna parte, como si no existiese e incluso en el futuro ya durante las campañas de Chile y el Perú. En cambio, si aparece Carlos María de Alvear. (Archivo Nacional de Asunción, nueva encuadernación, microfilmado por éste autor entre 1974 y 1980)
Nota: El libro titulado LOS HEREDEROS DE LA ESPADA será presentado el lunes 31 de mayo a las 19:30 horas por el ingeniero Carlos Romero Pereira en el salón auditorio de la Clínica Codas Thompson sito sobre la avenida Mariscal López casi frente al diario POPULAR