Por Juvenal
A este diputado liberal, perseguidor de intendentes colorados, le advertíamos que se atenga a las consecuencias. Y la reacción no se hizo esperar. Sus pares colorados de la cámara baja le salieron al paso por su situación irregular cobrando dos sueldos, uno como legislador y otro en la Universidad nacional de Pilar.
Este pícaro no tiene estatura moral para perseguir a nadie. La gravedad de su caso no es nada comparando con lo que pretendió hacer, una fábrica de doctores de pacotilla, entre ellos, Ramírez Zambonini, delincuente plagiador de una obra de autores argentinos. Pero como se trata de un liberal la prensa es muy benévola con el caso y pronto acalló el crimen pasando otros temas.
Un plagiador confeso es ministro de la justicia. Sin embargo aparece acompañado por Lugo y Blas Llano en el palacio quienes lo apoyan para que no se lo saque a patadas como se merece. Hay que reconocer que algunos liberales tomaron la iniciativa de su juicio político asqueados que un sujeto de esta calaña ostente el cargo que tiene en nombre de su partido.
Pero primó el aforismo de Julio Cesar franco DEBEMOS DEFENDER A NUESTROS CHANCHOS cuando se pescó a un diputado liberal recibiendo una coima. Pero como el chancho es liberal y el enemigo a destruir es la ANR esta frase pronto fue olvidada. En aquella oportunidad Franco perdió la oportunidad de callarse.
Lo cierto es que a Víctor Ríos debemos mantenerlo entre las cuerdas. Apoyamos a nuestros diputado en su iniciativa de desenmascararlo a este personaje. Por otra parte, esto nos otorga la razón cuando nos oponemos al juicio político a Lugo. No nos resulte el remedio mucho peor que la enfermedad.
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