Nuestros titulados empresarios se hallan acordes con la incoherencia reinante. Sin duda el Paraguay carece de recursos empresariales. Bastó una cena con Lugo para que cambiaran de opinión. Caballero Vargas vaticinó una gran prosperidad. Gustavo Volpe cree a pie juntillas el nuevo discurso ocasional de Lugo. Ayer nomás pedían socorro a los partidos tradicionales ante las tropelías de los marxistas leninistas. Cuando se observan estas cosas los ánimos decaen para quienes defendemos la propiedad privada y el libre mercado.
Por lo visto, oido y escuchado nuestros empresarios son pura retótica vana. Andan en el rebusque. Gustavo Volpe aparece siempre a la vanguardia. Este personaje ya estuvo involucrado en un tema de contrabando cuando fue director de aduanas. Sin embargo, la FEPRINCO y la UNION INDESTRIAL siempre lo tienen como espolón de proa.
Tales cosas nos demuestran que estos personajes no se hallan a la altura de las circunstancias. En suma se trata de una sarta de cobardes incapaces de defenderse con mayor altura. Basta que se les tire algunas promesa de jugosos contratos con el Estado para que se dobleguen de inmediato.
Guillermo Caballero Vargas es otro ejemplo del acomodo. Por poco no se convirtió en vocero del gobierno cuando nos anunció en nuevo país de las maravillas para el año que viene. Estas cosas no se dicen gratuiutamente. Cuando fue ministro de industra nada hizo o hasta hoy no se sabe que hizo. finalmente renunció por inoperante.
Los comunistas, si no fuera por los partidos políticos, hace rato los hubieran pasado por encima. Lo intentaron al principio del mandato de Lugo pero se encontraron con una fuerza notable de una de las bancadas del partido colorado, el UNACE y parte del partido liberal.
A partir de ahora debemos observar tales conductas para sacarles en cara cuando nos vengan con sus lamentos de nenas asustadas.