Una página que rescata hechos y personajes de la historia tanto de nuestro país como de otros. En algunos casos reflejan folklóricas nostalgias pero a la vez nos señalan interesantes novedades que pueden servir de ejemplo para corregir conductas. En este número abordamos algunas anécdotas del pasado a lo cual se le agrega el evangelio del 15 de noviembre.
VACACIONES TORMENTOSAS Y UN TEATRO TRUNCO
San Bernardino, 17 de febrero de 1936
Luego de una ardua semana de trabajo en Asunción, un joven Arquitecto apura los arreglos de su maleta de viaje. A las cuatro de la tarde un tren sale para Kendall, lugar donde debe abordar una lancha que hace el servicio de cabotaje de pasajeros todos los días entre la capital y la pequeña villa de San Bernardino, el mejor lugar de veraneo del Paraguay. Allí se encuentran su esposa y su hija desde mediados de enero.
Algunas importantes familias porteñas, particularmente los recién casados, acostumbran a pasar una temporada de invierno allí, época muy especial por la benignidad de su clima. Pero los residentes de Asunción se van en verano. Fundada la villa por alemanes durante la presidencia de Bernardino Caballero, ello quizá explique su nombre.
El joven Arquitecto llega a la estación. Corre la mitad del mes de febrero del año 1936. Ya en el andén lo divisa al Dr. Justo P. Prieto, miembro del gabinete del Presidente Dr. Eusebio Ayala. Las esposas de ambos los esperan en San Bernardino. Durante las vacaciones, ellas, con otras amigas juegan al bridge todas las tardes. Pero los viernes al final de la tarde suspenden su jornada para recibir a sus respectivos maridos.
El trayecto del viaje a San Bernardino es corto aparentemente, pero para llegar se necesitan cuanto menos tres horas contando desde la ida a la estación, la compra de pasajes, la espera, el viaje en tren, la llegada a Kendall, el desembarque, la nueva espera y embarque en la lancha y finalmente el cruce. No obstante, la jornada es encantadora sobretodo durante la travesía del lago. Al atardecer, con el sol en el poniente sobre la serranía de Areguá el paisaje es imponente.
El Ministro, no obstante, se muestra taciturno.
El joven Arquitecto se relaja y mira las quietas aguas ensimismado. Sueña hacer cosas grandes. Sumergido durante la semana en su trabajo, poco o nada sabe de política, sin embargo, en la mañana de ese día escuchó un rumor. Uno de sus obreros dijo: “Outa la golpe”. Pero en el Paraguay siempre se anuncian golpes, seguramente por la frecuencia en que se sucedieron desde 1904 hasta 1923, fecha en que asume la presidencia el doctor Eligio Ayala. Los rumores persisten todavía a pesar de una paz interior de 10 años, descontados los 3 años de guerra con Bolivia.
– La deportación de Franco va a traer problemas, – comenta el Ministro y agrega, – seguramente su cuñado como ayudante del General Estigarribia debe conocer mejor los detalles de su apresamiento.
– No me comentó los detalles pero supe que el 3 de febrero lo deportaron.
– Pero muchos jefes y oficiales se solidarizaron con él, de ahí el peligro, replica el Ministro.
– La verdad Dr. Prieto es que yo no lo conozco al Coronel Franco. Pero desde 1931 escucho que él va a dar un golpe, comenta el Arquitecto.
La lancha se acerca a su destino y poco después atraca en un muelle atestado de señoras, jóvenes y niños. Cae la noche y cada uno de los viajeros se encuentra en su casa de veraneo o en algunos de los hoteles. San Bernardino es un oasis europeo. No escasean conciertos del Cuarteto Asunción, conformado por alemanes y húngaros y que goza de gran predicamento. Pero a las 11 de la noche las actividades cesan dado que la carpintería, la servidora del servicio, a esa hora apaga sus generadores de energía eléctrica.
Transcurre el fin de semana bastante tranquilo. El Arquitecto juega al bridge con las damas mientras el ministro permanece taciturno. De regreso el lunes se encuentran de nuevo en la lancha. Cunde una noticia sensacional. La suerte está echada. El gobierno de Eusebio Ayala ha caído. No obstante, el ministro, con gran estado de ánimo, sube al tren que lo conducirá directamente a la prisión junto con su Presidente. Y vaya sorpresa. Unos meses después, el joven Arquitecto es convocado al Palacio de Gobierno por el Nuevo Presidente, Coronel Rafael Franco. Se trata de una orden y debe ir a pesar que en la aviación su cuñado cayó preso con Estigarribia. A este lo llevaron más tarde a la policía y aquel lo enviaron con otros jefes del Chaco en una chata de animales a Peña Hermosa.
– Arquitecto, vamos a inaugurar el Panteón de los Héroes. Su colega, Tomás Romero Pereira, conforme a sus planos originales hace rato ganó el concurso pero como era colorado no se ejecutó, en cambio, yo lo llevaré a su conclusión. Ahora deseo concluir el teatro de los López. Le ofrezco la tarea.
– Acepto señor pero déme algún tiempo.
– Como no, pero que sea rápido.
El nuevo Presidente se empecina en terminar todas las obras iniciadas por los López e interrumpidas por causa de la guerra de la Triple Alianza. El 13 de Agosto de 1937 el joven Arquitecto tiene los bocetos casi terminados en base al proyecto original. El teatro es grandioso para Sudamérica. Una Scala de Milán aunque bastante más pequeña como la diseñara Alejandro Ravizza pero aun así imponente. Ocupa toda una manzana lo cual no es poca cosa (Actual manzana ocupada por oficinas del Ministerio de Hacienda entre las calles Iturbe, Presidente Franco, Yegros y Coronel Bogado o Mariscal López.)
Pero ese día de agosto de 1937 la ilusión del joven Arquitecto de construir la obra de su vida se viene al suelo. Su intrépido cliente se ha ido. Felix Paiva es el nuevo inquilino del Palacio de los López.
PENA DE MUERTE PARA GASTÓN GADÍN
Año 1917
La única pena muerte del siglo XX constituye la sentencia dictada y ejecutoriada en 1917 contra el hijo de franceses, Gastón Gadín, y el carnicero, Cipriano León. El primero resulta el autor moral como establece la legislación vigente, y el segundo el autor material. Una pena capital igualmente dictada y cumplida en otro episodio de homicidio múltiple pertenece a la jurisdicción militar.
El hecho ocurre así. Se descubren los cadáveres calcinados del matrimonio Gadín, padres de Gastón, en la casa de su propiedad. De las primeras pericias el suceso aparece como un accidente. Ninguna marca en los cuerpos de las víctimas hace suponer un homicidio. Los médicos no pueden determinar nada elocuente, pero….., por alguna razón se sospecha de Gastón. Algo en la conducta del joven hace suponer a la policía su participación aunque al mismo tiempo tiene sus dudas. Se dicta su prisión domiciliaria y se practican los procedimientos. Se comisiona a un policía a su casa, entre tanto él hace protestas de inocencia. Bien parecido y amable no aparenta a primera vista ser un criminal como para decidir, nada menos, la muerte de sus progenitores. El caso parece llegar a su fin. Todo dice que se trata de un accidente lamentable y el Juez decide levantar la medida dictada contra él al día siguiente. Pero la última noche que el policía permanece dentro de su residencia no puede conciliar el sueño y busca un libro de la biblioteca para entretenerse. Abre el volumen elegido al azar entre otros tantos cuando..¡de pronto!…. aparece ante su vista una carta. Supone la de una mujer por el perfume que despide. Duda al principio si la lee o no. Finalmente su curiosidad vence sus escrúpulos.
Querido Gastón:
“Te ruego encarecidamente que desistas de tu decisión. Nuestra felicidad no podrá cimentarse jamás sobre la muerte de tus padres”
El caso está cerrado. De ahí en más las evidencias se suceden vertiginosamente hasta su ajusticiamiento y el de su cómplice y autor material, el carnicero Cipriano León. Ambos fueron a parar a la Cárcel Publica, casi pegada a la Catedral de Asunción. Allí fueron fusilados. Único caso de pena de muerte cumplida de a justicia penal ordinaria. Estuvo presente el obispo Aníbal Mena Porta quien más tarde sería elegido arzobispo de Asunción.
Primera Lectura
Lectura del libro de la
Sabiduría (18, 14-16; 19, 6-9)
Cuando un profundo silencio envolvía todas las
cosas y la noche estaba a la mitad de su camino, tu
palabra todopoderosa, Señor, como implacable
guerrero, se lanzó desde tu trono real del cielo hacia
la región condenada al exterminio.
Blandiendo como espada tu decreto irrevocable,
sembró la muerte por dondequiera; tocaba el cielo
con la mano y al mismo tiempo pisaba la tierra.
La creación entera, obediente a tus órdenes, actuó de
manera diversa a su modo de proceder para librar a
tus hijos de todo daño. Una nube protegió con su
oscuridad el campamento israelita y donde antes
había agua, surgió la tierra firme; en el mar Rojo
apareció un camino despejado y en las olas
impetuosas, una verde llanura. Por ahí, protegido por
tu mano, pasó todo el pueblo, mientras contemplaba
tus prodigios admirables.Corrían como potros y
brincaban como corderos, dándote gracias, Señor,
por haberlos liberado.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
Salmo 104
Recordemos los prodigios
del Señor.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus
prodigios a los pueblos. Entonen en su honor himnos
y cantos, celebren sus portentos.
Recordemos los prodigios
del Señor.
El Señor hirió de muerte a los primogénitos de los
egipcios, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo,
cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie
tropezó.
Recordemos los prodigios
del Señor.
Se acordó de la palabra sagrada que había dado a su
siervo, Abraham, y sacó a su pueblo con alegría, a
sus escogidos, con gritos de triunfo.
Recordemos los prodigios
del Señor.
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Evangelio
Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (18, 1-8)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la
necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús
les propuso esta parábola: «En cierta ciudad había un
juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía
a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia
contra mi adversario’.
Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero
después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a
los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta
viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga
molestando’ «.
Dicho esto, Jesús comentó:
«Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que
Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él
día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que
les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo
del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la
tierra?»
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Sobre las Lecturas de Hoy…
La idea central de la parábola es que los discípulos
deben orar siempre y sin desfallecer, con mucha
perseverancia. Para ilustrar esta idea Jesús pone
como ejemplo el caso de esa mujer viuda y
desamparada que se presenta una y otra vez ante un
juez caracterizado como inicuo, porque no temía a
Dios ni a los hombres. Después de mucho
importunarlo, el juez decide hacer justicia a la viuda
para que no siga molestándolo. La mujer es
caracterizada por su insistencia; nunca deja de ir a
pedir al juez que le haga justicia. Pero Jesús no llama
la atención sobre la insistente viuda, sino sobre el
juez. El punto central de la parábola no está puesto
en la perseverancia de la súplica, sino en la
seguridad de que ésta será atendida. Nos muestra la
forma como Dios procede ante nuestros ruegos. Si
aquel juez perverso se dejó convencer por los ruegos
de una viuda en virtud de su propio egoísmo, cuánto
más nos atenderá Dios, que es un Padre bondadoso.
Resaltan en el trasfondo del ejemplo la misericordia y
el amor de Dios que nos acoge. Jesús nos interroga
por la imagen que tenemos de Dios y nuestra
confianza en su acción misericordiosa. Tratemos de
responderle con sinceridad.