Petróleos Venezolanos pretende cobrar una suma sideral de más al Paraguay. La gran mayoría de los analistas especializados en la materia lo han juzgado así. Los argumentos son contundentes. Nosotros no pretendemos entrar en los detalles sino llamar la atención de algo que quedó en el tintero. ¿Cómo es posible que Chávez, deseoso de incorporar al Paraguay a su proyecto pretenda tamaño despropósito? ¿Cómo es posible que Venezuela, que pretende ingresar al MERCOSUR con nuestro voto, proceda de esta manera? ¿Cómo es posible que un gobierno cuyo presidente le pone aviones gratuitos al nuestro haga una cosa así? Ante tales interrogantes los incautos manifiestan su sorpresa. No pueden creer lo que ven. En tanto los ministros y personeros marxistas mantienen el pico cerrado. Ni ellos ni Lugo emiten una opinión de rechazo sino que entran en disquisiciones oscuras. El contralor general acusa 30 millones de dólares ilegítimamente pretendidos y la prensa apenas le otorga destaque. ¿Por qué? Entérese de los manejos y de cómo se realiza la operación entre bambalinas.
Por Joseph Fouché
Este fenómeno ya sucedió en un vecino país, la Argentina. Se trata de números, de débitos y créditos. Así se manejan estas cosas oscuras. Pero la Argentina no es el Paraguay. Allí las instituciones todavía funcionan. A medias, pero funcionan. La policía federal pescó el ingreso de un maletín proveniente de Caracas cuyo portador viajaba en un avión de la misma característica al que lo trajo a Lugo de regreso tras disfrutar con su amigo bolivariano de las delicias de la Isla Margarita, lugar paradisíaco ubicado a unos centenares de quilómetros de Caracas.
El maletín fue incautado y se abrió un juicio en los Estados Unidos. La prensa del vecino país juzgó el caso como una ayuda de Chávez para la campaña de la actual presidenta Cristina Fernández. El caso explotó con grandes titulares y se constituyó en la comidilla de la clase política y de la opinión pública. No se sorprendan que Cristina Fernández hoy sea la mandataria menos popular de Sudamérica
En nuestro país, durante las elecciones del 20 de abril llamó poderosamente la atención la cantidad de dinero que circuló para abonar fletes de vehículos, comidas para los delegados e integrantes de mesas, combustible y hospedaje, etc. No solo igualó las estructuras de la ANR sino que las superó ampliamente. El aparato estatal al que tanto se refiere la prensa para criticarnos se vio rebasado. Pero aquí, como era de esperarse, la policía no encontró maletín alguno ni encontrará jamás. Tras la pista de estas cosas estuvo el Grupo Clarín y ahora está pagando las consecuencias.
Pero: ¿Qué quedó en el tintero?
La contradicción quedó en el tintero. Eso quedó en el tintero. Mientras Lugo rechazaba una ayuda humanitaria para poner contento a su amigo bolivariano o se refería en tono despectivo a los del norte (EE:UU:) el hombre de la boina, el nuevo Stalin de nuestro continente, enviaba a sus agentes a consolidar la deuda espuria del Paraguay con Petróleos Venezolanos,en contra de nuestros intereses y ante la vista y paciencia de nuestras autoridades y hasta de la prensa. ¿Es o no lo referido una contradicción que un país que quiere incorporar a otro en su nueva ideología pretenda cobrar de más? ¿Cómo salir entonces de tal contradicción? ¿Será posible que entre dos amigos del alma unidos por el socialismo del siglo 21 sucedan cosas así? Los incautos opinan diciendo: Mientras rechazamos un ingreso considerable de dinero como ayuda humanitaria, con construcción de escuelas, útiles escolares, pozos artesianos y consumo de los visitantes norteamericanos en las zonas donde operarán, por otro lado se acepta pagar una deuda espuria a Chávez que se dice amigo del gobierno de Lugo. ¿Cuándo se ha visto? Tal la opinión de los incautos.
Nosotros sostenemos que la mejor manera de usar discrecionalmente el dinero del pueblo paraguayo es hacer esta clase de manejos. El amigo no solo se presta a este juego sino que es el mismo inventor del sistema. Luego se produce la compensación de la cuenta espuria cuando vienen los maletines traídos por los aviones del amigo. Deben venir necesariamente así para no dejar rastros en bancos operantes. Así de sencillo. Aquí nadie controla nada en el aeropuerto y las cuentas quedan claras para proseguir financiando el siglo 21 sin despertar sospechas. Esta es la única explicación lógica para salvar la contradicción o ¿acaso hay otra? Y a la postre ¿quien paga la cuenta?, nosotros, los idiotas.
Así como andan las cosas nos encontramos frente a una gavilla al borde de varios artículos del código penal si es que al contralor no lo enteran de los manejos del siglo 21. No se sorprendan que alquilen mansiones, coman diariamente caviar, realicen bacanales y beban champagne como tereré. Sectores de la prensa, callan, es decir algunos periodistas complacientes y simpatizantes de las ideas bolivarianas, pero otros ya no están dispuestos hacer el papel de gansos comprados con baratijas.