Una página que rescata hechos y personajes de la historia tanto de nuestro país como de otros. En algunos casos reflejan folklóricas nostalgias pero a la vez nos señalan interesantes novedades que pueden servir de ejemplo para corregir conductas. Proseguimos con el último capítulo del libro inédito de nuestro director titulado LOS HEREDEROS DE LA ESPADA. Los genocidas del Paraguay. Gastón de Orleáns finalizó y proseguimos con Domingo Faustino Sarmiento, el instigador, que ofreceremos en 4 entregas Se agregan la lectura, el salmo, el evangelio del domingo del 4 de octubre y conclusiones sobre tales lecturas.
Domingo Faustino Sarmiento, el instigador
Llega al Paraguay en 1887 como resultado de una recomendación médica. Sufre del corazón, y en consecuencia, no es bueno pasar el invierno en una ciudad como Buenos Aires, muy humedad y fría durante esa estación. Se lo recibe en Asunción muy afectuosamente tanto de parte de las autoridades como del pueblo en general. Se instala casi pegado a la llamada Cancha Sociedad (hoy Gran Hotel del Paraguay) hogar de descanso que fuera de Elisa Linch, la irlandesa que le dio 6 hijos a López. Los que la adquirieron son un matrimonio italiano. El esposo, el Doctor Andreuzzi, es médico. Enseguida traba amistad con su renombrado vecino a la vez que lo atiende profesionalmente y le recomienda a otros galenos como el médico alemán Hassler, entre otros.
Vinculado Sarmiento con varios paraguayos traidores de la legión paraguaya, pronto comienza a enviar artículos a El Independiente, diario de la época. José Segundo Decoud es uno de sus amigos así como el teniente coronel Juan Bautista Eguzquiza y el de igual clase, Juan Gualberto González, todos ellos pertenecientes al ejército argentino durante la guerra de la Triple Alianza. El ministro residente de ese país lo acompaña en forma casi permanente. El clima le sienta bien, descansa y duerme placidamente según cartas dirigidas a sus familiares en Buenos Aires. Cuenta con 76 años, época en la vida de los hombres públicos en que las pasiones ceden paso a la prudencia y a la indulgencia. Pero he aquí que nuestro personaje de marras no puede dominar su naturaleza y al poco tiempo se despacha en forma furibunda contra el doctor José Gaspar de Francia, fundador de la nacionalidad paraguaya. Esa época del Paraguay así como la de los López está siendo puesta en tela de juicio dado que los vencedores indican cual debe ser la nueva historia del país. Su amigo Decoud fundó en 1869 un diario llamado La Regeneración tomando prestadas las palabras de Sarmiento en el sentido de regenerar de la barbarie al Paraguay para civilizarlo. (Civilización y Barbarie) De manera que el comentario sobre Francia hubiera pasado casi desapercibido de no ser por la presencia del nieto del prócer aludido, Agustín Cañete, ministro en el gabinete del presidente de la república, general Patricio Escobar.
Agustín Cañete, se siente ofendido, no por la crítica al gobierno absoluto de su abuelo, sino particularmente por los gruesos e innecesarios adjetivos calificativos empleados por Sarmiento. Renuncia a su alto cargo y lo desafía a duelo a su ofensor. El gobierno de Escobar se desespera y trata de disuadirlo al ofendido pero no impide que Cañete envíe sus padrinos. José Segundo Decoud, Senador y alternativamente ministro de ese gobierno, interviene en favor de su anciano amigo alegando que un hombre de su edad no puede ser obligado a batirse. Los vecinos se alarman. Recién se enteran que el ministro renunciante es nieto de Francia. No se habla de otra cosa en la vieja y derruida Asunción. Interviene el ministro residente de la Argentina quien conjuntamente con Decoud tratan de amansarlo a Cañete pero este se mantiene firme como una roca. Se trata de un hombre de gran dignidad quien durante la guerra demostró mucho coraje siendo teniente. Se negó a la capitulación de Isla Poí pero tuvo que aceptarla pues los coroneles Martínez y Cabral así lo decidieron el 7 de agosto de 1868. Lo embarcaron en un buque argentino con otros oficiales cuando de pronto aparece un niño que lo encuentra a su padre entre los prisioneros. El comisario del buque trata de arrebatárselo alegando excusas pueriles. Cañete desenvaina su espada y alienta a los demás a hacer lo mismo. El comisario argentino se retira indignado y va a protestar a sus superiores. Viene una chalupa de Humaitá con el representante del general Juan Andres Gelly y Obes. En la capitulación aludida el General Rivas le juró al Coronel Martínez, besando su espada, que la misma permitía la tenencia de las armas de los jefes y oficiales y que podían elegir el lugar de su residencia, en consecuencia, el hijo debía continuar con el padre. Cañete y los demás labran un acta y certifican que el niño es hijo del oficial. Seguidamente el buque zarpa con rumbo a la capital porteña.
Finalmente se llega a un acuerdo entre los padrinos en que se mantiene el comentario del artículo en sus partes sustantivas retirándose los adjetivos injuriosos cuestionados. El ministro argentino y José Segundo Decoud por fin pueden pegar los ojos. En unos meses de residencia nomás el visitante ya causa un alboroto de proporciones en un país que lo recibe tan cariñosamente. Menos mal que se marcha al acercarse el verano. Pero al otro año regresa y se instala nuevamente. Ha decidido pasar los veranos en la Argentina y los inviernos en Paraguay. Pero poco antes de la llegada de la primavera, el 11 de septiembre de 1888, fallece en Asunción. Días atrás una junta médica de 6 galenos extranjeros y paraguayos envió, a instancias del ministro argentino residente, un informe médico al presidente argentino, Juárez Celman, en que le señalan la afección cardiaca que padece el enfermo a la que califican de “gravísima”.
El gobierno paraguayo decreta 3 días de duelo con bandera a media asta. Su vecino, el Doctor Andreuzzi, lo embalsama. En el puerto de Asunción se suceden los discursos laudatorios mientras las fuerzas armadas le rinden honores con los cañones de salva correspondiente. Iguales o mayores honores recibe en su patria hasta el depósito de sus restos en La Recoleta previo desfile por la calle Florida de Buenos Aires rumbo al cementerio. El gobierno y el senado de la Argentina decretan la erección de un gran monumento en su homenaje en la residencia que fuera de Juan Manuel de Rosas. Se designa una calle importante de la capital con su nombre, además de otros monumentos y homenajes en las provincias. En Asunción, la calle de la residencia donde fallece, cambia su antigua denominación por la de Domingo Faustino Sarmiento. En su solar funciona la Escuela República Argentina sostenida por la embajada de ese país hasta hoy. Transcurren los años, hasta que un buen día, por ordenanza Nº 4854 del año 1963, esa calle cambia nuevamente de denominación. En adelante se llamará De la Residenta, en homenaje a las mujeres paraguayas que donaron sus alhajas, sus esfuerzos e incluso hasta sus vidas durante la guerra de la Triple Alianza.
Cuál la razón de este bofetón a la memoria de un prócer reconocido en la Argentina puesto que ni siquiera se denominó a otra arteria con su nombre como compensación como sucedió con la Avenida Colombia, hoy Mariscal López, que se traslada como primera paralela al norte de la avenida Rodríguez de Francia. En esa ocasión se explicó la causa a la embajada de ese país. La avenida más importante de la ciudad debía ser del Mariscal. Durante mucho tiempo lo fue de Colombia en homenaje a su gallarda postura durante la Triple alianza. En igual sentido la avenida Perú, la calle del canciller Toribio Pacheco de éste país, la avenida Venezuela, la calle Chile en pleno centro, constituyen homenajes a estas naciones, por su comportamiento fraterno durante el holocausto paraguayo. Según la propuesta de varios concejales del año 1963 el nombre de Sarmiento desentonaba en la ciudad. Varios fueron los oradores que desempolvaron los archivos tan bien guardados aunque algunos historiadores ya habían aludido al personaje que nos ocupa.
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (2, 18-24)
En aquel día, dijo el Señor Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude». Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán.
Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo.
Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer.
Se la llevó al hombre y éste exclamó: «Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque ha sido formada del hombre». Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Link al texto largo, letra grande en el web…
Salmo Responsorial
Salmo 127
Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.
Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: «Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida».
Dichoso el que teme al Señor.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los hebreos (2, 8-11)
Hermanos: Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda en bien de todos.
En efecto, el creador y Señor de todas las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (10, 2-16)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?» El les respondió: «¿Qué les prescribió Moisés?»
Ellos contestaron:
«Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa».
Jesús les dijo: «Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer.
Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre».
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: «Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo. Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Sobre las Lecturas de Hoy…
En la primera lectura nos encontramos con el segundo relato de la creación, que está centrado en la creación del hombre y de la mujer, ambos formados de tierra y aliento divino. Los dos son hechura de Dios, y por lo tanto deberían ser iguales, a pesar de su diversidad. La relación perfecta entre los dos no está garantizada ni escrita en su sangre: es una conquista de la libertad que ellos deben construir. Un proyecto de unidad que compromete la responsabilidad de cada uno.
El autor de la carta a los hebreos nos dice que la pasión y la muerte de Jesús no son fines en sí mismos, sino solamente un camino hacia la resurrección y la salvación plena. Los cristianos no nos podemos quedar contemplando al crucificado del viernes santo, construyendo nuestra vida desde el dolor, el sufrimiento y la muerte. La misma epístola nos dice que el propio Jesús «en los días de su vida mortal presentó, con gritos y lágrimas, oraciones y súplicas, al que lo podía salvar de la muerte». Esto quiere decir que él mismo luchó por encontrar una alternativa que no estaba sujeta a su voluntad sino a hacer la voluntad del Padre. Estamos en hora de superar todo tipo de devoción que se queda en la contemplación de los sufrimientos y dolores de Jesús y construir nuestra vida cristiana desde la esperanza que nos ofrece la resurrección.
En el evangelio, los fariseos ponen a prueba a Jesús preguntándole qué pensaba sobre el divorcio y si era lícito repudiar a una mujer. La respuesta de Jesús es significativa cuando caemos en cuenta de que, tanto en el judaísmo como en el mundo greco-romano, el repudio era algo muy corriente y estaba regulado por la ley. Si Jesús respondía que no era lícito, estaba contra la ley de Moisés. Por eso les devuelve la pregunta y les dice que la ley de Moisés es provisional y que ahora se han inaugurado los tiempos de la plenitud en los que la vida se construye desde un orden social nuevo, en el que el hombre y la mujer forman parte de la armonía y el equilibrio de la creación. La novedad de esta afirmación de Jesús saltaba a la vista; en su interpretación desautorizaba no sólo las opiniones de los maestros de la ley que pensaban que a una mujer se le podía repudiar incluso por una cosa tan insignificante como dejar quemar la comida, sino incluso, relativizaba la misma motivación de la ley de Moisés. Además tiraba por tierra las pretensiones de superioridad de los fariseos, que despreciaban a la mujer, como despreciaban a los niños, a los pobres, a los enfermos, al pueblo. Nuevamente, al defender a la mujer, Jesús se ponía de parte de los rechazados, los marginados, los ‘sin derechos’. Pero como los discípulos en esto compartían las mismas ideas de los fariseos, no entendieron y, ya en casa, le preguntaron sobre lo que acababa de afirmar. Jesús no explicó mucho más, simplemente les amplió las consecuencias de aquello: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra la primera; y lo mismo la mujer: si repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
El segundo episodio de nuestro evangelio nos presenta un altercado de Jesús con sus discípulos porque ellos no permiten que los niños se acerquen a Jesús para que él los bendiga. Los discípulos pensaban que un verdadero maestro no se debía entretener con niños porque perdía autoridad y credibilidad. Decididamente algo no era claro en ellos. No acababan de asimilar las actitudes de Jesús ni los criterios del Reino. Y Jesús se enojó con ellos; su paciencia también tenía límites y si algo no toleraba era el desprecio hacia los marginados. Y les dijo con mucha energía: dejen que los niños se me acerquen. ¿Con qué derecho se lo impiden, cuando el Padre ha decidido que su Reinado sea precisamente en favor de ellos? ¿No entienden todavía que en el Reino de Dios las cosas se entienden totalmente al contrario que en el mundo? Los niños que no pueden reclamar méritos, carecen de privilegios y no tienen poder, son ejemplo para los discípulos, porque están desprovistos de cualquier ambición o pretensión egoísta y por eso pueden acoger el Reino de Dios como un don gratuito. De los que son como ellos es el Reino de Dios, dice Jesús. Es necesario que nuestra experiencia cristiana sea verdaderamente una realidad de acogida y de amor para todos aquellos que son excluidos por los sistemas injustos e inhumanos que imperan en el mundo. Nuestra tarea fundamental es incluir a todos aquellos que la sociedad ha desechado porque no se ajustan al modelo de ser humano que se han propuesto. Si nos reconocemos como verdaderos seguidores de Jesús, es necesario comenzar a trabajar por la humanidad que a los débiles de este mundo se les ha arrebatado.
Muy bueno lo de Sarmiento…….un ingrato que nos jugó a muerte
Señora Marima:
Espere las siguientes entregas que nos mostrarán en toda su dimensión al ingrato como usted muy bien lo señala.
Mis felicitaciones a nombre de un Taratanieto del Ilustre Don Toribio Pacheco, mi más profunda gracia al pueblo Paraguayo mi Madre nieta del Ilustre Toribio Pacheco Doña Manuela Isabel Escribens Villarreal Vda de López e hija del Sr. Fernando Federico Escribens Pacheco cuya Madre una de las tres hijas del Ilustre Jurisconsulto.
Gracias a nombre de la Familia
Guillermo Federico López Escribens
Don Guillermo F. López Escribens:
Todo un honor que la familia de Don Toribio Pacheco nos escriba. Una arteria muy importante de Asunción lleva con justicia su nombre. – Toma Pacheco para acortar el trayecto, dicen muchos apurados. De manera que ustedes pueden apreciar el lugar que le dimos a él en nuestra ciudad capital. Nuestro mejores deseos a su madre y con nuestro mayor respeto. Saludos