Durante el gobierno de Alfredo Strossner regía una máxima, “DEMOCRACIA SIN COMUNISMO”. Los colorados que militaban en corrientes refractarias a ese régimen, junto a sectores de la oposición criticaban tal imposición, y fueron apresados por eso. Pero he aquí que hoy día el diario que se oponía a tal práctica, se percató que en la actualidad se quiere revertir la máxima con peligrosos fines, es decir, “COMUNISMO SIN DEMOCRACIA”.
Escribe Osvaldo Bergonzi
No los decimos nosotros, lo da claramente a entender en sus notas editoriales el diario ABC Color lo cual aplaudimos pues tales desvaríos, provengan de la derecha o de la izquierda, son nocivos para una nación políticamente organizada bajo los principios de la democracia fijadas en bronce en el campo santo de Gettisburg el 19 de noviembre de 1863 cuando el presidente Abraham Lincoln la resumió como “el gobierno de pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Lo que hasta ahora no se entiende o no se quiere entender es que la mayoría del pueblo paraguayo no lo votó a Fidel Castro, Hugo Chavez o a Evo Morales sino a Lugo, apoyado por una corriente política mayoritaria afiliada a la libertad, a la democracia y al libre mercado, en compañía de microscópicos sectores de izquierda que como a tréboles de cuatro hojas hay que buscarlos con lupa. Entiendan de una buena vez: El pueblo paraguayo en su inmensa mayoría, no es comunista. Nosotros respetamos a los comunistas, marxistas e izquierdistas en general pero repudiamos su sistema. Por eso en el Paraguay no han crecido. Al contrario, han descendido como en un tobogán, sobre todo, luego de la caída del muro de Berlín en 1989. A tal extremo fue aquella catástrofe que la China casi inmediatamente se volcó hacia la libertad de mercado. Vayan allá a aprender de nuevo el repertorio. Suponemos que los chinos tendrán escuelas nocturnas para la gente mayor.
No insistan más; hagan trabajar su inteligencia. La pobreza no se combate repartiendo limosnas sino enseñando a trabajar y a producir en base al bíblico principio que todos los hombres deben ganar el sustento con el sudor de su frente. Pero los comprendemos a los comunistas. No les entra en la cabeza tal cosa pues son ateos. Allí radica uno de sus más graves problemas. Por eso, cuando se venía venir la catástrofe se infiltraron en la iglesia con la Teología de la Liberación la cual coloca a los pobres por encima de Dios, es decir, a sus criaturas primero dejándolo en un segundo plano a su creador, pero no lo eliminan del todo para poder engatusar a la gente inocente. Si eso no es ateismo, ¿Qué es? Pero no fueron lejos pues tuvieron la mala fortuna de tropezarse en el sendero trazado justamente con dos potentes cerebros, y para más políglotas, como pocas veces tuvo la iglesia los cuales se hallaban de custodios de la llama de San Pedro. Fue así que muy pronto el papa Juan Pablo II y su consejero principal y defensor de la fe, el actual papa Benedicto XVI descubrieron la macabra trama de los muy pícaros y los expulsaron del seno de la iglesia. Al diablo manipulador siempre se lo descubre. Nosotros no los acusamos de comunistas sino simplemente recogemos las palabras de un ex ministro de este gobierno, Cándido Vera Bejarano. Los acusó de comunistas con nombre y apellido a tres de los que él considera más peligrosos: López Perito, Borda y Ledesma. Como se puede apreciar, no solo Alfredo Jaegli se refiere en fuertes términos respecto de los izquierdistas del gobierno sino muchos otros. La lista es larga para enumerar. De manera que no es solamente con nosotros los de la estrella blanca de Belén esta delicada cuestión.
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La corrupción provocó el cambio y a ella se le sumaron otros factores como los innecesarios exabruptos del ejecutivo con la prensa y con sus propios correligionarios. Lamentablemente lo primero persiste. El robo a las arcas publicas y las coimas permanecen campantes. Lo segundo puede ser corregido por el ex presidente con una prolongada autocrítica. Pero tal cosa es una cuestión personal que a nadie le importa mucho. En cambio, la corrupción es al parecer indestructible.
No es un invento colorado sino un flagelo nacional de larga data. Basta leer Infortunios del Paraguay (1930) del liberal Teodosio González como suficiente prueba. Con esto no pretendemos justificar a los ladrones de nuestro partido. Al contrario, deseamos que todos los bandidos del color que fueren vayan a la cárcel con una sentencia firme y ejecutoriada.
Ningún movimiento de nuestro partido debe proteger a nadie si es imputado por la justicia porque si lo hacen le estarán condenando a una larga llanura a la ANR. Si en las próximas listas a llenarse para los cargos que fueren vuelven a aparecer nombres cuestionados por corrupción, no perdamos más el tiempo pregonando y dediquémonos a otra cosa pues esa será la prueba elocuente que somos incapaces de corregir nuestros errores. No nos consuela que hayan también liberales y de otros partidos implicados en porquerías. Debemos entender bien el mensaje del pueblo. Los colorados solo podremos regresar al poder con hombres que exhiban las manos limpias. Eso hay que meterse en la cabeza y hay que advertirles a nuestros dirigentes pues los corruptos van a aparecer en el momento exacto con mucho dinero sucio para ubicarse en los mejores lugares.
No traguen de nuevo el anzuelo de la plata. Les anunciamos ya el estribillo que les van a querer vender de nuevo para las próximas internas “van a necesitar mucho dinero para ganar”. No es cierto, no incide cuando se tienen buenos candidatos. En 1946 el partido colorado sin ningún guaraní trajo a la capital 100.000 afiliados y simpatizantes. El gobernador actual del departamento central ganó las elecciones con una motocicleta. Hay que despertar entusiasmo en el elector. En estos 20 años se ha vuelto muy estricto. Está comprobado, Lugo ganó las elecciones con votos colorados por causa de la corrupción y de la falta de un tribunal electoral partidario estrictamente neutral. Para mayores detalles, nos remitimos a nuestra nota editorial del primer número.
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Un sacerdote apellidado Robadín hace unos pocos días denunció una coima que fue filmada por orden judicial. Los casos se suceden. Lo que nos llama la atención de los coimeros es su inocencia, valga la contradicción. Sí, decimos inocencia, pues la prensa escrita, radial y televisiva permanentemente difunde voces, imágenes y documentos de numerosos casos desde hace larga data. Quizá el fenómeno de la inocencia se explique porque se trata de gente que desea esquivar el trabajo y que no piensa mucho ni nunca hizo trabajar la cabeza. Son cerebros vírgenes. Otros, en cambio, posiblemente más avezados empleen otras técnicas para lograr sus propósitos. Y aquí se encuentra el cuello de la botella.
Recientemente se ha postergado nuevamente la vigencia de la ley del impuesto a la renta personal. Los votos para la postergación fueron conformados por parlamentarios de gobierno y también colorados, Lamentamos los votos de la ANR. El resto no nos interesa. Los nuestros si nos interesan. Pudimos haber liderado la vigencia de la ley pues se sabe muy bien que cuando comienza su aplicación la corrupción disminuye notablemente. Ningún gobierno del mundo puede decir que ha erradicado la corrupción de manera que los discursos electorales en tal sentido son engañosos con el solo propósito de ganar electores. En pocas palabras, mienten.
Pero sí pueden decir que se la ha remangado. Si lo nuestros postergaron la vigencia de la ley para que el gobierno no la emplee contra colorados están muy equivocados. El que nada tiene que esconder no precisa de tales mecanismos de protección. Por otra parte, la posible recaudación no será de volumen; eso es sabido. Pero su vigencia erradicará en gran parte el comercio ilegal. De manera que en forma elíptica ayudará a recaudar más. Además, la ley del impuesto a la renta personal fue un proyecto de un gobierno colorado. El actual oficialismo, en la oportunidad que se presentó en el parlamento por primera vez, más tarde se opuso y la postergó. Y ahora gran parte de sus miembros se oponen de nuevo a su vigencia.
No obstante estar de acuerdo con su vigencia tenemos una crítica que hacer. Su escala está mal por no decir, pésima. No contempla la taza de incremento publicada por el banco central. Con decir salarios mínimos no basta pues éstos no siempre siguen al incremento. Por otra parte es archiconocida la incapacidad del Estado de dar educación media y superior a los habitantes. Un padre de familia que tiene 3 hijos en colegios privados va a tener que sacarlos y cargarle al Estado la educación pues con esa escala que va ir bajando año tras año finalmente lo atrapará y le comerá la cola como vulgarmente se dice.
El sabio Solón les dijo a los atenienses “no les daré las mejores leyes sino las que más convengan”. Esto viene a cuento debido a que en nuestro país se presentan extranjeros que quieren redactar leyes sin conocer la realidad social y económica de nuestro país. Generalmente trabajan en consultoras internacionales y adoptan poses de sabios o de master, es decir, maestros, cuando que es sabido que muchos de ellos no pasan de ser vulgares maestros ciruelas. La escala debe ser revisada en base a otros valores que sumados al salario mínimo se integren y pueda esta sumatoria posteriormente dividirse para así extraer una cifra básica más justa.
Con el código penal nos sucedió el mismo fenómeno y nosotros como buenos paraguayos no los culpamos a los maestros ciruelas extranjeros sino a nuestros jueces y fiscales, porque eso vende. El Maestro Ciruela no le interesa a nadie porque ni se lo conoce.
Qué va hacer un juez si el delincuente tiene la plata para pagar la multa y la ley prescribe tantos años de penitenciaría o multa. Ahora, solo los pobres van a la cárcel salvo que la pena sea de mayor volumen. En resumen, dejémonos de los consultores extranjeros y contratemos individualmente a nuestros profesionales. No deben existir consultoras sino personas físicas bien identificadas ante la sociedad y el Estado. Las llamadas consultoras cobran fortunas por volúmenes de escritos cargados de datos sacados del Internet y luego de partir sus ganancias con sus avispados socios locales se mandan mudar. En cambio un profesional paraguayo por ley no puede ganar más que el mísero sueldo de un viceministro pero sin los jugosos agregados de responsabilidad en el cargo, titulo universitario, cupos de combustible y gastos de representación. En el próximo número nos ocuparemos de las llamadas ONG.